De acuerdo con una investigación de la agencia de noticias AP, 94 personas murieron en estos nueve años tras recibir inyecciones de sedantes al ser detenidas por la policía, es decir, casi un 10% de las 1,000 a las que se les administraron estas sustancias. Esta es una práctica peligrosa, pero común en algunas zonas del país. Según el informe, en la mayoría de los certificados de defunción se omitió que la persona recibió algún tipo de sedante.
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