La pequeña había sido llevada por su madre a un albergue en el que supuestamente le darían los cuidados necesarios para sus ataques de ansiedad y epilepsia, sin embargo, terminó con quemaduras de segundo grado en 13% de su cuerpo provocadas por el personal del lugar, que la habría rociado con alcohol y dado una descarga con una pistola eléctrica.
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