Tres empleados y siete alguaciles de un centro de salud mental son acusados del asesinato en segundo grado de Irvo Otieno, quien falleció después de ser inmovilizado boca abajo contra el piso durante doce minutos. Los señalados trataron de encubrir el crimen, incluso lavando las esposas que utilizaron para someter a la víctima.
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