La desesperación se apoderó de decenas de migrantes procedentes de Venezuela que decidieron no esperar más y se lanzaron al Río Bravo para llegar a territorio texano. Varias familias usaron un colchón inflable, mientras que la patrulla fronteriza le lanzó un salvavidas a un hombre que llevaba una bebé en la espalda y que batallaba para salir a flote.
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