Luego del baño no hay nada más placentero que envolverse y secarse con una toalla limpia y suave. Checas estos prácticos trucos y aplícalos a la hora del lavado.
Además de la limpieza, el olor y la pulcritud de las toallas, la suavidad es muy importante para no sentirlas ásperas o tiesas. Las toallas pierden tersura cuando las lavamos, por eso aquí tenemos algunos trucos que debes probar para que queden como nuevas y perfectas al tacto.
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Antes de lavar una toalla lee la etiqueta o instrucciones de lavado. Si en ella recomienda el lavado con agua fría o agua caliente, debes hacerlo así, aunque todas parezcan iguales, algunos materiales se decoloran fácilmente o se hacen ásperos al tacto.
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Como regla básica, lava las toallas aparte, es decir, si vas a utilizar la lavadora, introduce las toallas en una carga separada del resto de la ropa, así evitarás que se le peguen pelusas o se maltraten por la fricción.
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Si la toalla tiene un borde decorativo o fibras delicadas, lo más recomendable es lavarla con agua fría para evitar dañarla y preservarla mejor.
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Ten cuidado con la cantidad de detergente. No añadas más de la cuenta, además de que podrían necesitar más tiempo de enjuague, puede que queden restos de detergente que harán que las tollas no sean tan suaves.
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También es importante considerar que si echas el detergente directamente al montón de ropa cuando la lavadora está casi llena, corres el riesgo de que el jabón no se disuelva correctamente y se pegue a las tollas.
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No sobrecargues la lavadora. Si las toallas no pueden moverse libremente podrían quedar restos de detergente y la fricción podría provocar un desgaste desigual. Toma nota de la cantidad recomendada de toallas que puedes lavar según la capacidad de tu lavadora.
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La temperatura del agua también es importante. El agua fría y caliente penetra en los tejidos de forma diferente y se usan para eliminar no sólo la suciedad, también bacterias y gérmenes.
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En el caso de que la etiqueta recomiende no lavar una toalla con agua caliente y para eliminar posibles gérmenes y la proliferación de moho, puedes ponerlas en la secadora 15 minutos y después lavarlas normalmente.
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Tan importante es el lavado, como el secado. Un secado adecuado reduce la aparición de moho y aumenta la vida útil de una toalla. Así que sacude las toallas con fuerza cuando termine el lavado para ayudar a que recuperen su forma original.
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Si vas a usar secadora, asegúrate que sea el ciclo adecuado. La mayoría de toallas están hechas de algodón y deben secarse con calor alto.
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Si no tienes una secadora o si tus toallas quedaron un poco húmedas después del ciclo de secado, puedes colgarlas en un lugar aireado. La luz solar directa es la mejor para secar las toallas y reducir la cantidad de gérmenes.
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Además de poner en practica estos trucos, las toallas hay que lavarlas antes de usarla por primera vez. Para evitar que suelten pelusa, antes de estrenarlas prueba dejarlas en remojo un par de horas en agua fría para suavizar las fibras antes del primer lavado.
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La Clínica Mayo considera el lavado de las prendas que están en contacto directo con la piel es un área de crítica importancia y recomienda lavarlas sábanas por lo menos una vez por semana para evitar el moho y los malos olores.
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Luego del baño y al terminar de secarse, debes colgar las toallas húmedas para que comiencen su secado inmediatamente. Mientras más tiempo dejes las toallas mojadas, más probabilidades hay de que se desarrolle el moho en ellas.