El año 2020 es el más sangriento para la ciudad de Nueva York en la última década, con un aumento de 41% en la tasa de asesinatos con respecto a 2019. Las autoridades aseguran que detrás de este lamentable fenómeno está algo que consideran la tormenta perfecta: la pandemia, protestas, retiro de agentes y recortes presupuestales.