El cuidar la limpieza de tu casa es fundamental para evitar que luzca desordenada y se mantenga libre de polvo y bacterias que pueden afectar tu salud y la de tu familia.
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Las actividades diarias y el ritmo acelerado de nuestros días provoca que el desorden se apodere de nuestras vidas, por eso te recomendamos seguir una rutina que te ayude a que el orden prevalezca.
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El primer error que cometemos al llegar a nuestros hogares es dejar el bolso, los zapatos, las mochilas, las llaves, el celular, los abrigos o cualquier cosa que llevemos en nuestras manos, en el primer lugar que se nos pone enfrente.
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Es importante tomarte el tiempo necesario poner cada cosa en su lugar y evitar que los espacios luzcan sucios y desordenados.
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Para nadie es agradable llegar a casa y ver las camas alborotadas. Si te levantas cinco minutos antes de lo habitual podrás dejarlas tendidas y encontrar tu habitación ordenada a tu regreso.
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Muchas veces acostumbramos ir acumulando la ropa que nos quitamos en cualquier lugar. Aquello que está sucio debe ir directo al cesto para lavar y si hay algo que planeas volver a usar, es mejor que lo guardes en el instante.
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Los zapatos no son un objeto de decoración ni van debajo de la cama, colocarlos donde deben ir te evitará molestias innecesarias y tener que andarlos buscando por todos lados.
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Lavar y secar los trastes sucios después de comer es la mejor manera de mantener impecable tu cocina. Acumular una pila de platos para después se convertirá en una tarea que te llevará más tiempo de lo necesario.
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Si tus actividades te lo permiten, es preferible no dejar que la ropa sucia se acumule. Puedes dedicar al menos dos veces por semana para lavar e ir separando la ropa blanca de la de color para que no pierdas tiempo en eso.
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Si doblas la ropa en cuanto esté seca evitarás que se arrugue de más y tendrás mucho menos que planchar, también evitarás tener una montaña de ropa limpia acumulada en algún rincón y podrás guardarla inmediatamente.
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El baño es uno de los lugares que debemos mantener limpio y organizado. Ventilarlo, secar los espejos, doblar las toallas, colocar los cepillos de dientes donde van y hasta evitar dejar destapada la pasta de dientes son hábitos que contribuirán a que se mantenga impecable.
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Inculca en tus hijos el hábito de la limpieza y de que ellos mismos sean los responsables de poner sus juguetes en su lugar, de esta manera será menos el caos por cualquier lado.
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El dejar que se acumule la basura en los cestos no solo da un aspecto sucio a tu casa, también provoca malos olores. Utiliza una bolsa para juntarla y déjala fuera.
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Barrer, trapear, sacudir, son otras de las tareas que acostumbramos dejar para un solo día. Si intentamos repartir estas actividades durante la semana, evitaremos entrar en una jornada maratónica y aprovechar mejor nuestro tiempo.