Debido a su sensibilidad, la piel del cuello requiere de cuidados especiales y no debes tratarla como a cualquier otra parte del cuerpo. Si quieres que luzca joven y sin arrugas, sigue los siguientes consejos.
Una de las partes más delicadas de nuestro cuerpo y en la que no siempre ponemos atención es sin duda la piel del cuello.
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Por su sensibilidad, la piel del cuello requiere un cuidado tan especial como la del rostro, para lucir joven y sin arrugas.
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Al ser una zona vertical, el cuello sufre la ley de gravedad ya que la piel comienza a colgarse. A lo que se suman los factores genéticos o el exceso de radicales libres debido al estrés o consumo de tabaco.
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Es por eso la importancia de proporcionarle los cuidados adecuados a esta área, para que tu cuello no revele tu edad, ni tengas que esconderlo.
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Toda rutina de belleza incluye cremas de noche y día para el rostro, pero el cuello también debería formar parte de este paso a paso.
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Puedes aplicar la crema antiarrugas que se utiliza para la cara también en la zona del cuello, lo que hidratará y mejorará la producción de colágeno.
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Protégelo del sol los 365 días del año. Ten en cuenta que siempre estamos expuestas a la radiación UV, por lo que aplicar una crema con protector solar es indispensable.
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Aplícate en el cuello un exfoliante suave dos veces por semana, con movimientos ascendentes y mientras estás en la ducha. Esto ayudará a que las cremas que te coloques se absorban mejor.
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No te olvides de limpiarlo. Puedes aplicar la loción de limpieza que usas para el rostro o un jabón neutro. Además, es importante que siempre remuevas tu maquillaje en esa zona.
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Huméctalo a diario. Aplicando la misma crema que usas para el rostro lograrás mantenerlo suave e hidratado.
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Evita que el aire del secador le impacte directamente. El calor dilata los vasos sanguíneos y, a largo plazo, tu cuello puede quedar de un tono rojizo para nada sentador.
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Olvídate de leer en la cama. Esta posición de lectura puede generar arrugas innecesarias en tu cuello, al mirar hacia abajo.
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Intenta siempre estar erguida durante el día. Y, para dormir, la mejor postura sería con la espalda apoyada y mirando hacia arriba.
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Cuida la postura en tu trabajo. Procura que tu cuello se mantenga en forma vertical.
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Vigila tus prendas. Verifica el material del cual está hecha para evitar que irrite tu piel.
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Lo ideal es que te abstengas de usar lana y, en cambio, optes por pañuelos de seda.
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Los masajes, siempre hacia arriba y con movimientos verticales. ¡No sea que por relajarte pongas en riesgo tu belleza!
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Si acudes a una masajista, no permitas que utilice movimientos descendentes y circulares, tampoco que trabaje en el área por más de 15 minutos.
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Por último, no te aventures sola en el cuidado de tu dermis. Asesórate con un profesional para que te recete los productos apropiados para tu tipo de piel.