Era 2011, finalmente había llegado el momento de la Cena de los Corresponsales en la Casa Blanca. Donald Trump era uno de los invitados, pese a que hacía parte de los inquisidores que habían sugerido que Barack Obama no había nacido en Estados Unidos.
Confesiones del joven que le escribía las bromas a Barack Obama
David Litt llegó a los 24 años a la Casa Blanca y logró convertirse en uno de los más cercanos escritores de discursos del presidente Obama. En un reciente libro cuenta cómo fue escribir gracias para uno de los mejores oradores del mundo y cuánto extraña un tono más jocoso en el discurso de Donald Trump.

Parecía fácil predecir entonces que Trump iba a ser el banquete favorito del presidente en su discurso. " Sé que ha recibido algunas críticas últimamente, pero nadie está más contento, nadie está más orgulloso de dejar el asunto de este certificado de nacimiento de lado que Donald", dijo Obama. "Finalmente él puede volver a enfocarse en los asuntos que realmente importan como, ¿falsificamos el alunizaje? ¿Qué pasó realmente en Roswell? ¿Y dónde están Biggie y Tupac?”
La audiencia reventó en risas mientras observaban el certificado emitido por el gobierno de Hawaii y al rígido y apenas sonriente millonario. Las bromas de Obama siguieron por unos minutos más. Trump se mantuvo cauto. Sin embargo, algunos expertos han llegado a sugerir que el nivel de humillación sentido por Trump ese día trascendería a una tremenda venganza: postularse él mismo como presidente.
A nadie le sorprende esa sospecha, la Casa Blanca nunca desestimaría el valor de una broma.
Esos comentarios jocosos hechos sobre Trump y muchas otras bromas que Obama largó en su tiempo en el poder pasaron por la manos de David Litt, el joven escritor de discursos que llegó a la Casa Blanca con 24 años y que fue ganándose la confianza del presidente al punto de confiarle la escritura de sus propios chistes.
“ Para Barack Obama las bromas eran más que cualquier cosa la oportunidad que tenía él como presidente para hacerle ver a todos que el líder del mundo era simplemente un humano, era su estrategia para dejar claro que se tomaba su trabajo completamente en serio, pero que él no se tomaba a sí mismo muy en serio”, explica Litt
En su libro recientemente presentado en la Feria del Libro de Miami, ‘Thanks, Obama’, Litt se adentra en sus años de cercanía con el presidente recontando con detalle cuando lo veía “casi siempre comiendo pechuga de pollo y vegetales en el Air Force One”, o cuando tras una tormenta de nieve que cayó el 20 de enero de 2016 en Washington el mismísimo presidente quedó atorado en un atasco de tráfico. Su retrato en general parece coincidir con esa idea más o menos extendida de Obama como un gran tipo.
“Una de las cosas que aprendí en mi estancia en la Casa Blanca es que los presidentes están bajo tanto escrutinio público que lo que tú ves es realmente muy cercano a lo que son. La razón por la que Obama se veía encantador y gracioso, es porque él era así, y la razón por la que Donald Trump no se ve así, es probablemente porque él no lo es”.
Justamente, una de las cosas que Litt extraña más de los discurso del actual presidente, es su falta de gracias: “En realidad, Donald Trump algunas veces dice lo que él considera chistes, pero es muy notable cuál es su target. Él nunca hace gracias sobre sí mismo, solo hace bromas cuando se está burlando de alguien que no le cae bien y usualmente es alguien con mucho menos poder que el que él tiene. Por ejemplo, él tuiteó y retuiteó una imagen de Hillary Clinton siendo golpeada por una bola de béisbol, para él esto puede parecer como una broma, pero la mayoría de nosotros lo llamaríamos bullying, su carácter se refleja en su forma más pura en las formas de su humor”.
Pero si en su momento las bromas que David Litt y todo el equipo de escritores de discursos hicieron sobre Donald Trump pudo haber conducido a tan fatídicas consecuencias, este joven escribano también recuerda cuando insospechadamente el presidente decidió omitir una broma que había escrito sobre Osama Bin Laden. La omisión era fácil de explicar: estaba poniendo en riesgo un asunto de seguridad nacional. Al día siguiente del discurso, Osama Bin Laden fue abatido.
Una de las bromas que atesora este joven escribano es aquella que construyó con el presidente para la Cena de los Corresponsales de 2013, momento en el que lo republicanos hablaban con fuerza de reformas migratorias. “Los republicanos deberían hacer un mejor trabajo persiguiendo a las minorías, llámenme ególatra, pero estoy pensando en una minoría por la que podrían empezar”.
“Me gustó mucho ese discurso porque fue la primera vez que el presidente se refirió a sí mismo como parte de una minoría. Generó risas en ese momento en el que parecía sencillamente imposible toda la reforma migratoria que ha adelantado Donald Trump”, eso, concluye Litt, sí que parece una broma y no de las buenas.
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