Las hermanas Carmen y Guadalupe Andrade Solís llegaron desde Veracruz, México, a EEUU hace casi dos décadas en busca de solución para su caso. Unidas al nacer por sus paredes torácicas hasta la pelvis, ambas han crecido enfrentando el reto de su condición física, pero también aprendiendo a desarrollar sus habilidades, a luchar por sus sueños y a valorar la vida dentro del entorno de una familia hispana.