El obispo James N. Flowers dirigió una iglesia bautista durante 38 años en Maryland y es una de las más de 22,000 víctimas mortales de la pandemia en Estados Unidos. Para que su comunidad pudiera darle el último adiós, las autoridades organizaron una ceremonia donde los asistentes se acercaron al féretro en los autos y tuvieron que practicar un estricto distanciamiento social. Siga aquí nuestra cobertura del coronavirus