Depresión: la enfermedad que unió a Abraham Lincoln, Hemingway y Frida Kahlo
Hoy la Organización Mundial de la Salud dedica su día a la depresión, una enfermedad que a pesar de afectar a unas 322 millones de personas en el mundo, muchas veces no es tratada. Estos personajes históricos lidiaron con ella y ante la incomprensión de lo que les sucedía le llamaron melancolía y hasta mal de amores.
Hay un episodio en la vida de Abraham Lincoln que los historiadores siempre recuerdan para dar cuenta de las múltiples veces en las que el político tuvo que lidiar con la depresión. En el pico de su carrera, en la Convención Republican en Illinois, mientras el electorado tiraba al cielo sus sombreros por el fervor que despertaba el candidato, él permanecía adentro del escenario sentado con su cabeza sostenida entre las manos, diciéndole a sus más confidentes testigos: “No me siento muy bien”.
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Lincoln luego no solo se convertiría en presidente de los Estados Unidos sino en la evidencia de que eso que para comienzos del siglo XIX se llamaba “melancolía”, era realmente unos serios episodios de depresión. De hecho,
hay una notable diferencia entre tristeza y depresión: la primera es una enfermedad.
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Joshua Wolf Shenk, biógrafo del padre de la patria, dejó consignado en su libro ‘Lincoln’s Melancholy: How Depression Challenged a President and Fueled His Greatness’ cómo a los 26 y 31 los casos de depresión que sufrió Lincoln fueron tan serios que incluso se manifestaron en declaraciones suicidas: “Ahora soy el hombre vivo más miserable”.
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Betty Ford fue primera dama de Estados Unidos entre 1974 y 1977. Esposa del presidente Gerald Ford, era una mujer abierta, que entendió su depresión y sus adicciones al alcohol y los analgésicos y las enfrentó públicamente. Ford padeció un cáncer de mama por el que se le practicó una mastectomia justo antes de que su marido llegara al poder. A partir de ahí sus problemas de salud, los dolores con los que vivía, la sumieron en una depresión.
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La primera dama buscó entonces ayuda profesional de la que hablaría públicamente en varias ocasiones para animar a personas en estados depresivos a acudir al psiquiatra. Una vez reconoció que su dependencia de sustancias tóxicas estaba ligada a esta enfermedad mental creó la fundación Betty Ford para personas con problemas de adicciones. Su búsqueda de ayuda es un ejemplo que aún hoy es necesario, pues el estigma que avompaña a esta enfermedad hace que personas que la padecen no estén diagnosticadas.
La depresión afecta a 322 millones de personas.
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La artista mexicana Frida Kahlo tuvo poliomielitis de niña lo que dejó su pierna derecha más delgada que su izquierda. Padecería después un terrible accidente con un autobús que le desató profundos dolores y más de 30 procedimientos quirúrgicos y, como ella misma lo confesaría, tendría otro accidente más, Diego Rivera: “Diego fue de lejos el peor de todos”.
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Sus profundos dolores médicamente relacionados con la fribromialgia, su compleja relación consigo misma y su imagen y la compleja relación que llevaba con el muralista mexicano hicieron que Frida Kahlo presentara serios y repetidos episodios de depresión, que sin embargo, como lo revela el libro de Salomon Grimberg, ‘Frida Kahlo: Song of Herself’ sobrellevó a través del arte.
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Winston Churchill, el primer ministro inglés reconocido por su papel determinante dentro de la Segunda Guerra Mundial, solía llamar a su depresión “el perro negro”. “A pesar de los elogios, reconocimientos y honores, Winston aún tiene un vacío en su corazón, en el corazón de su ser que ningún logro puede llenar completamente”, sentenció alguna vez Sara Churchill, su hija y testigo fiel de su enfermedad.
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Los que conocieron de cerca al político que marcaría el curso de la mitad del siglo XX solían señalar cómo el gracioso y astuto estratega estaba siempre entre llevar el timón de la confianza y dejar su espíritu sucumbir ante la depresión.
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El 2 de julio de 1962 el escritor estadounidense Ernest Hemingway se pegó un tiro con una escopeta. Aunque el mundo tardó en enterarse de que el escritor se había suicidado, luego fueron evidentes los reportes de sus anteriores intentos de matarse, así como de la fuerte depresión que padecía.
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Al igual que el afamado escritor otros miembros de su familia cometieron suicidio o se la pasaron toda su vida entrando y saliendo de clínicas psiquiátricas al punto que su nieta, Mariel Hemingway, dedicó todo un documental a rastrear todos los vestigios de enfermedades mentales que corría con su línea genética. En el artículo "Ernest Hemingway: A Psychological Autopsy of a Suicide", el psicólogo Christopher D Martin develó que el afamado escritor lidiaba con complejos problemas como "depresión, desroden bipolar y dependencia del alcohol".
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Sábato nació en Argentina en 1911. Su primera vocación fue la ciencia y llegó más tarde a las letras, casi en paralelo a su compromiso político con el Partido Comunista. El desengaño del comunismo, su renuncia, fue fruto de una lucha interna que supuso para el escritor una crisis vital. Sufriría dos más, una incluso lo sumió en la idea del suicidio, que finalmente no materializó.
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El escritor argentino de carácter atormentado y prosa pesimista, Ernesto Sábato, sufría en realidad de depresión. Su forma oscura de ver la vida, que exorcizaba en sus textos, le llevó por los tortuosos caminos de la depresión, muchas veces asociados al genio atormentado.