El alcalde de Austin, que acudió a una fiesta de 20 personas para celebrar la boda de su hija y viajó a México mientras pedía a los texanos que se quedasen en casa, o el gobernador de California, con su sonada cena en uno de los restaurantes más exclusivos del mundo, son ejemplos de líderes que no predican con el ejemplo en lo peor de la pandemia.