Univision y Agencias
Papa en República Centroafricana: "Cristianos y musulmanes son hermanos y hermanas"
El pontífice saludará a cinco imanes que lo conducirán a un podio para celebrar una breve ceremonia


La ceremonia de sólo media hora fue simbólicamente importante: un gesto fuerte de confianza y reconciliación cuando la desconfianza y el miedo están omnipresentes en las diferentes comunidades.
"Cristianos y musulmanes son hermanos y hermanas", dijo. "Quienes claman que creen en Dios también deben ser hombres y mujeres de paz".
Los "cascos azules" de la ONU (10,900 hombres en todo el país), el contingente militar francés (900) y la policía centroafricana patrullaron en Bangui el último día de la visita papal.
Las inmediaciones de la mezquita son escenario de choques armados entre los Seleka, milicianos musulmanes, y los milicianos chretkens y animistas, los anti-balaka.
Los enfrentamientos entre musulmanes y cristianos, que están en el origen del sangriento conflicto que en los últimos dos años ha causado miles de muertos en el país, han llevado al papa Francisco a pedir a los centroafricanos que dejen atrás el pasado y trabajen por la unidad y el perdón colectivo.
Mauro Garofalo, de la comunidad católica de Sant'Egidio, aseguró que la comunidad musulmana esperaba al papa con fervor y esperanza.
Garofalo conoce el barrio PK-5. "He podido ver las esfuerzos de los jóvenes musulmanes del barrio estos últimos días, y también de los responsables religiosos y políticos, para renovar el barrio. Han organizado asimismo grupos de autovigilancia", señaló.
Después de esta visita a la mezquita, el Papa se dirigió al complejo deportivo que lleva el nombre de Barthelemy Boganda, un sacerdote católico indígena, "padre de la patria", muerto en 1960, poco después de la proclamación de la independencia.
En el estadio, con capacidad para 30,000 personas, dio una vuelta en papamóvil y celebró su última misa en suelo africano.
La etapa de día y medio en Bangui ya se puede considerar un gran éxito, una apuesta ganada a los escépticos y timoratos. El Papa ha sido recibido con frecuencia como el mesías, capaz de sanar un cuerpo profundamente enfermo y sufriente.
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