Rincón – Nadie se libra del temor y la incertidumbre que inspira la interminable pandemia de coronavirus. Pero si alguien desea aliviarse un poco esos resquemores, entonces le convendría refugiarse en Puerto Rico unos días. Aquí, por supuesto, el covid también ha hecho de las suyas. Pero, a diferencia de Estados Unidos, se halla a la defensiva. Para golpear a la isla el bicho depende mayormente de visitantes que lo traigan de afuera. Y que hayan ignorado las precauciones que aconsejan la ciencia y el sentido común.
Puerto Rico doma la pandemia
"Puerto Rico nunca se cansa de rendirle frutos a Estados Unidos. Estratégicos. Políticos. Laborales. Tributarios. Comerciales. Culturales. Turísticos. A ellos se añade ahora el de ser un ejemplo de cómo y por qué se puede, si no doblegar, por lo menos domar a la pandemia".


Puerto Rico nunca se cansa de rendirle frutos a Estados Unidos. Estratégicos. Políticos. Laborales. Tributarios. Comerciales. Culturales. Turísticos. A ellos se añade ahora el de ser un ejemplo de cómo y por qué se puede, si no doblegar, por lo menos domar a la pandemia. Convivir razonablemente con ella, como se convive con un adversario incómodo, pero manejable. Si solo la metrópoli le hiciera caso. Pero lo dudo. Es difícil superar los malos hábitos, como el de ignorar los aportes constructivos de Puerto Rico. La lucha exitosa de los puertorriqueños contra el covid-19 es una de las noticias importantes más ignoradas del otro lado del charco durante 2021.
La isla ha alcanzado un índice de vacunación total de 75 por ciento, 14 por ciento más que Estados Unidos. Esto a pesar de que las vacunas llegaron un mes después que a la metrópoli. El promedio diario de casos en la isla es cien. El de muertes uno, 57 por ciento menos que en meses anteriores. Casi todos los puertorriqueños usan mascarilla en lugares públicos cerrados. Y la mayoría también las usa en lugares abiertos y concurridos, como en los conciertos musicales, tan frecuentes aquí.
En los restaurantes los camareros respetan a los parroquianos cubriéndose nariz y boca. Y la mayoría de los incidentes por renuencia a usar tapabocas los protagonizan visitantes, principalmente estadounidenses, que confunden la libertad personal con el desdén hacia los demás y la falta de imaginación sanitaria.
La pregunta es cómo ha logrado Puerto Rico lo que trágicamente elude a Estados Unidos en la lucha contra el covid. Y a pesar de estar sufriendo aun los efectos devastadores del Huracán María sobre su sistema sanitario. La respuesta es: mediante una combinación de sabias medidas sanitarias y la despolitización de la lucha contra la pandemia.
Los políticos puertorriqueños han puesto a un lado sus inclinaciones ideológicas y trabajado en consonancia para frenar al covid. Esa lucha ha unido a conservadores, liberales y centristas. Su buen ejemplo cívico ha calado en la ciudadanía. “Dejemos que los científicos dirijan la policía de salud pública”, dice el investigador clínico José Rodríguez Orengo. “Y una vez que (la pandemia) termine, podemos seguir discutiendo de política”.
Por contraste, en Estados Unidos la actitud hacia la pandemia depende del sesgo político de las personas. Líderes demócratas predican la mano dura contra la enfermedad, mientras que líderes republicanos la rechazan. En las cortes de justicia estadounidenses se habla tanto de la pandemia como en los hospitales. El resultado es una incoherencia en el mensaje que, por fortuna, no han padecido los puertorriqueños.
El consenso político ha facilitado el llevar la campaña de vacunación a lugares remotos y humildes de Puerto Rico. Esa labor está a cargo, principalmente, de la guardia nacional. En cambio, en Estados Unidos varios estados gobernados por republicanos tienen patéticos índices de vacunación. Mississippi 47.5 por ciento. Georgia 49.9 por ciento. Arkansas 50.4 por ciento. Dakota del Norte, 51.5 por ciento. Oklahoma 52,5 por ciento. Montana, 52.9 por ciento. Alaska, 55.4 por ciento. Dakota del Sur, 55.9 por ciento. Incluso la Florida, donde se han refugiado miles de puertorriqueños que huyeron de María, tiene 62.4 por ciento, 12 puntos porcentuales menos que la isla.
Al paso que va, Puerto Rico podría alcanzar la deseable inmunidad colectiva a principios de 2022. Expertos médicos coinciden en que eso requiere la inmunización de nueve de cada 10 habitantes de la isla. El gobierno puertorriqueño ha expedido mandatos de vacunación para empleados gubernamentales, trabajadores del sector privado, estudiantes. Y ha convencido a la inmensa mayoría de los residentes de que esos mandatos son por su propio bien, por el bien de todos. Las medidas no se han empantanado en criminales disputas legales que cuestan miles de vidas inocentes, como sucede en Estados Unidos.
Aquí nadie se muere de covid para complacer a su político favorito. En Puerto Rico, lamentablemente, han muerto y se seguirán muriendo de la enfermedad algunas personas. Pero la isla no ha sido víctima de un genocidio sanitario, como el que sufre la metrópoli. Podría ser un modelo que imitar. Debería serlo. Por lo pronto, es un modelo para disfrutar. Y en eso precisamente estoy.
Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.







