Un símbolo particularmente despreciable del gobierno de Donald Trump es el muro que se había afanado en construir con nuestro vecino del sur, México. Ha sido un monumental despilfarro de fondos de los contribuyentes cuyo verdadero objetivo era alimentar de carne roja a trumpistas furibundos, esos que necesitan menospreciar a otros seres humanos para sentirse con vida.
Biden debe parar enseguida el muro delirante de Trump
"El presidente electo, Joe Biden, tiene un compromiso fundamental con los votantes que, por abrumadora mayoría, hemos confiado en él para parar de una vez el muro ignominioso de Trump y del trumpismo".


El mensaje subliminal del muro era claro: “no son como nosotros ni podrán serlo viniendo a Estados Unidos”. El presidente electo, Joe Biden, tiene un compromiso fundamental con los votantes que, por abrumadora mayoría, hemos confiado en él para parar de una vez el muro ignominioso de Trump y del trumpismo.
Durante su exitosa carrera hacia la presidencia, Biden manifestó: “no se construirá ni un pie más de muro durante mi gobierno”. Fue una promesa valiente que automáticamente lo indisponía con más de un tercio de los estadounidenses que practican la xenofobia, el nacionalismo pedestre y el desdén por los desvalidos y perseguidos so pretexto de protegerse social, laboral y económicamente de “invasores”. Cumplir la promesa, sin embargo, exigirá un plan inteligente y decisivo que no solo paralice la obra, sino que también haga buen uso del dinero de los contribuyentes y ponga en perspectiva los abusos de poder y probables violaciones de la ley que ha implicado la construcción del muro durante los últimos tres años.
Lo primero que nos debe el presidente electo es la verdad sobre la construcción. Todo indica que, a pesar de múltiples las falsedades y manipulaciones a personas crédulas e impresionables, Trump solo logró construir seis millas de muro adicional al que ya existía a lo largo de la frontera de 1,200 millas con México. El Cuerpo de Ingenieros también supervisó la reconstrucción o reparación de otras 415 millas. Y planea extender esa labor a 450 hasta el 20 de enero, día en que por fin nos libraremos de Trump como presidente.
Biden y su gobierno nos deben asimismo una relación transparente de los fondos que Trump invirtió en el proyecto delirante, su procedencia exacta y el dinero sobrante. Se estima que obtuvo $15 mil millones para edificar o reparar 738 millas de muro. Eso significa que casi la mitad del dinero no se ha malgastado todavía. Biden puede y debe suspender los contratos pendientes.
“La cláusula de terminación (de los contratos) le permite al gobierno ejercer su derecho a terminarlos a su conveniencia” declaró al Washington Post Raini Brunson, portavoz del Cuerpo de Ingenieros. Ello implicaría pagar recargos por terminación contractual. Pero eso será mucho más barato que seguir adelante con el desmesurado proyecto. El presidente electo podría dedicar parte de los fondos a modernizar la tecnología que protege la frontera de traficantes humanos y de estupefacientes, terroristas y otros criminales.
El Congreso de Estados Unidos nunca vio con buenos ojos el plan absurdo de Trump de erigir un gigantesco muro físico con México. Los demócratas lo denunciaron sin descanso. Y la mayoría de los republicanos guardó un silencio elocuente mientras rehusaba aprobar fondos para el proyecto. El mandatario se vio obligado a desviar dinero para su pared “grande y hermosa” de las partidas que los congresistas habían asignado al Departamento de Defensa y a la reconstrucción de Puerto Rico tras el paso de los huracanes Irma y María. Los estadounidenses nos merecemos una explicación diáfana de estos desvíos presupuestales. Si algunos violaron la ley, como es probable, el gobierno de Biden debería responsabilizar a los violadores.
En su empeño de levantar el muro, Trump y su gobierno también despojaron a decenas de propietarios de sus terrenos fronterizos, dañaron el medio ambiente detonando dinamita y probablemente propiciaron infracciones de la ley. Dos informantes no identificados públicamente denunciaron en una corte de California que algunas compañías privadas, contratadas para fabricar la cerca, trajeron de contrabando a guardias de seguridad mexicanos para velar por el proyecto.
Su denuncia dice que incluso construyeron un terraplén ilegal para acelerar esa operación. El The New York Times tuvo que demandar al gobierno, invocando la Ley sobre la Libertad de Información, para obtener estos datos y reportarlos. El futuro gobierno de Biden nos debe explicaciones confiables de estas transgresiones que ponen de relieve actos de hipocresía y abusos de poder.
Hace unos días, el equipo de transición de Biden declaró: “El presidente electo Biden pondrá fin a la llamada ‘emergencia nacional’ de Trump, dejará de robar dinero de nuestras fuerzas armadas y pondrá fin a las demandas para apoderarse de tierras de los estadounidenses que viven en la frontera”. Sería un buen comienzo para frenar la locura del muro y, de paso, enseñarles a los estadounidenses que semejante artificio no ahuyentará a los delincuentes que buscan explotar nuestras fronteras, despilfarra fondos, es un adefesio estético y envía el mensaje lamentable de que Estados Unidos prefiere desentenderse de sus vecinos del sur y del drama humanitario de los perseguidos y los pobres.
Nota : La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.







