En 1989, los Tecolotes de los Dos Laredos se coronaron campeones de la Liga Mexicana de Béisbol. Los que fueron testigos del partido por televisión o por la radio, escucharon al narrador proclamar campeón a los Tecos y decir con emoción que en esa noche cálida los ciudadanos de Nuevo Laredo y Laredo saldrían de sus casas para festejar. Vieron en la pantalla de sus televisores las palabras “Dos Laredos Campeón”. Por primera vez en la historia, se había coronado campeón un equipo de béisbol que jugaba en dos países: México y Estados Unidos.
El equipo de béisbol que une a México y EEUU: Los Tecolotes de los Dos Laredos
“Después de casi veinte años de ausencia, los Tecos regresaron con el lema “Dos Naciones, Un Equipo”, como si quisieran asegurarles a ambos países que todo va a estar bien, que aún somos hermanos”.


Los Tecolotes de los Dos Laredos, quizá sin saberlo, l legaron a simbolizar la unión entre ambas ciudades, la cual va más allá del deporte. Las unen la historia, la similitud cultural, la proximidad, la economía. Cada febrero, en medio del Puente Internacional Juárez-Lincoln, Laredo y Nuevo Laredo se unen para celebrar su historia y renovar los lazos que las unen. Al sonido de las gaitas de la guardia de honor estadounidense y del clarín de la banda de guerra mexicana, dignatarios, empresarios, y miembros de la comunidad de ambos países se reúnen en la línea divisora internacional y con un fuerte abrazo, demuestran que es más lo que nos une que lo que nos divide. Los que somos originarios de la frontera sabemos que la vida cotidiana de esta región multicultural contrasta con la pesadilla fantasmagórica que el Presidente Trump intenta crear sobre la frontera.
Para Trump y para su administración, la frontera es una zona de guerra y lo único que se debe saber sobre esta región es que por ahí se trafican la marihuana y la cocaína, y pasan personas que vienen a Estados Unidos a robar, a violar y a cometer cada crimen que sus imaginaciones perturbadoras puedan crear. Bajo el disfraz de la seguridad, Trump escupe una retórica que solo puede tener como fin desparramar el racismo que siente en contra de los mexicanos y los latinos en general. Todo lo que dice es fácilmente desmentido por estadísticas, por expertos y por la realidad. Insiste en construir un muro a lo largo de la frontera, que costaría miles de millones de dólares para construir y cientos de millones de dólares para mantener. Recientemente envió a la Guardia Nacional a la frontera, cosa que Trump consideró una victoria en su agenda de inmigración al declarar: “Estamos sellando nuestra frontera sureña. La gente de nuestro gran país quiere paz y seguridad”.
La realidad es otra. Las estadísticas indican que el numero de aprehensiones en la frontera es el más bajo en 40 años, y que la estadística que utiliza Trump para justificar la militarización de la frontera solo apunta al incremento de aprehensiones del mes de marzo de 2018. Durante el periodo de seis meses entre octubre de 2017 y marzo de 2018, hubo una disminución de aprehensiones en comparación con el año anterior, y durante el año 2017 se registraron menos aprehensiones que en 2016 (Fuente.) En cuanto a la seguridad, ciudades fronterizas como Laredo, El Paso y McAllen son de las más seguras del país, y frecuentemente aparecen como “comunidades seguras” en listas con dichas estadísticas y en informes de crimen del F.B.I. El muro y la militarización de la frontera son males innecesarios, y si en realidad el presidente quisiera resolver la cuestión de la inmigración trabajaría con el Congreso para aprobar una reforma migratoria integral y para proteger a los dreamers. Pero no. Solo busca crear un monstruo falso en la frontera.
Las estadísticas y los análisis de los expertos solo proveen una parte de la realidad. La otra nos pertenece a los fronterizos, para quienes ambos países son parte de nuestra vida y de nuestra experiencia colectiva. Nos criamos recitando el “Pledge of Allegiance" en la escuela en Laredo por la mañana y jugando en el Parque Viveros en Nuevo Laredo por la tarde. Las cosas no han cambiado –la frontera sigue viviendo en paz.
Comenzando el pasado marzo, el mes al que Trump apunta para justificar su plan antiinmigrante, el estadio Uni-Trade y el Estadio Nuevo Laredo abrieron sus puertas para cientos de aficionados mexicanos y estadounidenses, que se reúnen en los partidos para ver a sus Tecos. Por las tardes, llegan listos para alentar a su equipo portando su playera con la leyenda “2 Laredos” escrita sobre el pecho. Después de casi veinte años de ausencia, los Tecos regresaron justo a tiempo con el lema “Dos Naciones, Un Equipo”, como si quisieran asegurarles a ambos países que todo va a estar bien, que aún somos hermanos. Aquí no hay muros, ni leyes anti-inmigrantes, ni amenazas de enviar a la fuerza militar para asustar a gente inocente. Solo hay dos ciudades que han sido hermanas por más de un siglo y medio, hijas que fueron separadas desde pequeñas, pero que no han perdido su amistad fraternal.
Hoy, los latinos estamos viviendo un ataque frontal no solo en contra de nuestros derechos civiles, sino en contra de nuestra historia y cultura. Las historias que han vivido las ciudades de Laredo y Nuevo Laredo son una muestra de la hermandad y tranquilidad que se vive en la frontera que Trump tanto quiere destrozar. Es nuestro deber como fronterizos, como hijos de dos países, contar nuestras propias historias y alzar la voz para luchar en contra del racismo y de el sentimiento antiinmigrante y antilatino.
Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.







