Rincón._ Al cierre de 2019 la palabra de rigor en Puerto Rico es resistencia. El país ha sobrevivido con decoro las duras pruebas que le trajeron la naturaleza, los malos gobernantes y el azar. Pero los puertorriqueños mejor avisados saben que el año que pronto estrenaremos también será difícil y traerá nuevos retos junto con los viejos que son, en esencia, la continua recuperación del doble flagelo de los huracanes Irma y María y el tormento de la bancarrota del estado. Casi nada.
A Puerto Rico nadie le quita lo 'bailao'
"Precisamente por no haber sido independiente, Puerto Rico suele sufrir una tenaz subestimación. Pero la verdad es que, desde hace décadas, la isla es un laboratorio de grandeza a pesar de ser territorialmente pequeña".


Puerto Rico sobrevivió al escándalo político y ético que protagonizaron el gobernador Ricardo Rosselló y una docena de sus colaboradores. La intensa y masiva protesta cívica que forzó su renuncia ha producido una sensación de orgullo entre puertorriqueños de todas las vertientes políticas, como puede apreciarse en las conversaciones cotidianas.
Algunos incluso creen que esa rebelión pacífica y exitosa, ampliamente divulgada, inspiró muchas de las protestas sociales que se han vivido en el mundo durante el último cuarto de año, especialmente las de los cercanos países de América Latina. No está nada mal para una isla que se siente nación, pero que nunca ha experimentado la independencia.
Precisamente por no haber sido independiente, Puerto Rico suele sufrir una tenaz subestimación. Pero la verdad es que, desde hace décadas, la isla es un laboratorio de grandeza a pesar de ser territorialmente pequeña. Porque grandes son su belleza natural, su música, su literatura, su cultura y su ejercicio de la libertad. Contra todo eso conspiran los políticos corruptos y abusadores. De ahí la importancia de que cientos de miles de puertorriqueños hayan mandado a paseo a Rosselló al son de consignas, bomba y plena, como solo podía ocurrir en Puerto Rico.
Pendiente está todavía la recuperación total de los estragos que causaron Irma y María en un intervalo de semanas. Esa recuperación ha sido más lenta de lo usual debido a los problemas políticos de Puerto Rico y la desconfianza de Washington hacia la clase gobernante en la isla.
El Congreso y el gobierno federal han aprobado algo más de $40,000 millones para la reconstrucción. Pero al cabo de dos años aquí solo han llegado $21,000. Ambas cifras distan mucho de los $91,000 millones en asistencia que, con su acostumbrada mendacidad, suele proclamar el presidente Trump.
El mandatario se ha convertido en otro gran obstáculo para la recuperación y el bienestar de Puerto Rico. Hace apenas unos días, amenazó con vetar el nuevo presupuesto bipartidista porque contenía $12,000 millones para el programa de Medicaid que da asistencia de salud a cientos de miles de puertorriqueños.
Legisladores republicanos aplacaron al presidente recortando la partida a menos de la mitad, $5,700 millones. Esos fondos darán un alivio significativo a Puerto Rico durante un par de años. Así lo reconocen los actuales líderes de la isla. Pero expertos coinciden en que necesita un compromiso financiero federal mayor para apuntalar su programa de Medicaid a largo plazo, como suele ocurrir con los estados en la tierra firme.
La atención médica deficiente es uno de los factores que impulsan el éxodo imparable de puertorriqueños hacia la metrópoli. Este problema se ha vuelto tan agudo que la gobernadora interina, Wanda Vásquez, dedicó parte de su mensaje navideño a sus compatriotas ausentes. “Nuestro pensamiento y corazón están con cada puertorriqueño que se encuentra lejos de su patria”, dijo. “Que la navidad les traiga la esperanza de que algún día regresarán”.
Además de la recurrente preocupación por los huracanes y tormentas, Puerto Rico encara ahora una seguidilla de terremotos como no había registrado desde hace un siglo. Durante este fin de año se han registrado centenares, incluyendo uno al sur de Guánica que marcó 4.7 en la escala de Richter y provocó el natural pánico en la ciudadanía.
Los temblores avivan la memoria histórica de los puertorriqueños pues en 1918, en el Día de San Fermín, un potente terremoto mató a 116 personas y causó devastación a lo largo y ancho de la isla. Un porcentaje mínimo de los edificios y viviendas de Puerto Rico se hallan debidamente asegurados ante las amenazas de la no tan madre naturaleza.
Cada año, las navidades más largas del mundo le sirven a Puerto Rico para prepararse emocionalmente para los embates que traerán los 12 meses siguientes. Este año no es la excepción. La isla festeja sin descanso ni pudor. Después que venga lo que venga, que a Puerto Rico nadie le quita lo bailao.
Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es). Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.








