Secuestradores mataron a rehén británico
"Tenemos la prueba definitiva de que 'Ken' Bigley ha sido ejecutado por sus captores", declaró Phil Bigley en una intervención retransmitida por el canal de información Sky News.
Bigley, un ingeniero de 62 años, fue secuestrado el 16 de septiembre en su domicilio de Bagdad. Era retenido por el grupo del jordano Abu Musab Al Zarqawi, vinculado con Al Qaeda, que asesinó a sus dos colegas estadounidenses, Eugene Armstrong y Jack Hensley, secuestrados junto a él.
Paul, otro hermano de Bigley, reaccionó afirmando que el primer ministro británico Tony Blair "tiene sangre en las manos".
"Por favor, detengan esta guerra y eviten que se pierdan otras vidas. Es ilegal y debe detenerse. Blair tiene sangre en las manos", dijo Paul Bigley, quien reside en Holanda, en un mensaje escrito a la organización "Stop the War", que se opone a la guerra en Irak.
El gobierno se justifica
El ministro de Relaciones Exteriores británico, Jack Straw, afirmó que Londres intercambió una serie de mensajes con los secuestradores del rehén por vía de un intermediario, pero señaló que no renunciaron a su exigencia de que se liberase a las prisioneras iraquíes.
Straw presentó este viernes por la noche sus condolencias a la familia del rehén, calificando lo ocurrido de "crimen bárbaro tras tres semanas de terribles sufrimientos".
Desde el mes de abril, han sido asesinados en Irak unos treinta extranjeros que habían sido secuestrados. Además, hay una cifra similar de personas que todavía se encuentran retenidas y varias de ellas están amenazadas de muerte.
Por otra parte, el Comité de los Ulemas (sunitas) estimó que la situación en Irak "no es propicia para la celebración de las elecciones", previstas para enero próximo.
"No existen las condiciones para la celebración de elecciones libres, en calma y justas. El resultado de ese escrutinio será una asamblea casi designada de antemano que dará nacimiento a un gobierno que hará lo que quiera la ocupación", afirmó el presidente del comité, Hareth Muthanna Al Dari, en declaraciones a la prensa libanesa.
El dignatario sunita subrayó que las operaciones militares para garantizar la seguridad se desarrollaban "haciendo callar a la oposición y a través de la violencia, como en los casos de Faluya y Samarra", al oeste y al norte de Bagdad, respectivamente.
Nuevas incursiones
El ejército norteamericano continuó sus operaciones contra los bastiones de la guerrilla y llevó a cabo un nuevo ataque aéreo en Faluya, que dejó doce muertos y 16 heridos.
El ejército norteamericano y las fuerzas iraquíes continuaron además la operación en el sudoeste de Bagdad, donde detuvieron a unas sesenta personas y descubrieron tres escondites de armas.
En Ramadi, al oeste de la capital, los rebeldes dinamitaron la sede de la Media Luna Roja en el centro de la ciudad, según el ejército norteamericano.
Por otra parte, en el norte del país, un oficial de policía murió y dos policías resultaron heridos por disparos contra una patrulla al sur de Kirkuk.
En Kirkuk, se descubrió el cadáver de una persona muerta a balazos.
En la región de Tuz, al sur de Kirkuk, un soldado norteamericano murió y otro resultó herido cuando una patrulla fue atacada por rebeldes.
Por último, en Bagdad, tres personas murieron alcanzadas por un misil estadounidense cuando trataban de colocar una bomba en el barrio chiíta de Ciudad Sadr, según un oficial norteamericano.