Muerte en la tarde en Bagdad
Al mismo tiempo, en el oeste del país, la Fuerza Multinacional proseguía la "Operación Lanza", organizada para eliminar a la guerrilla en esta región cercana a la frontera siria.
"Hay 23 muertos y 36 heridos" en un atentado cometido por un kamikaze que accionó su cinturón de explosivos al entrar en un restaurante en una hora de gran afluencia, indicó una fuente del ministerio de Interior.
El restaurante está situado cerca de la "zona verde", sector sumamente protegido de Bagdad donde se encuentra la embajada de Estados Unidos, indicaron la policía y testigos.
"El hombre entró en el restaurante Ibn Zanbur y se hizo estallar. Hay víctimas. El restaurante era frecuentado por policías", dijo a la AFP el propietario de un establecimiento vecino. El kamikaze "tenía puesto un cinturón explosivo y se hizo explotar hacia las 2:30 p.m." (8:30 hora del Este), agregó.
El establecimiento quedó devastado, con el suelo y las paredes manchados de sangre, zapatos dispersos, restos de vajilla rota y sillas caídas. En el exterior, soldados y policías encolerizados gritaban a los civiles y les pedían que retrocedieran.
Las piernas y la cabeza del kamikaze salieron proyectadas a la calle por la onda de choque de la explosión.
A raíz del ataque, la "zona verde" fue cerrada para impedir la entrada y salida de personas.
También en la capital, cuatro personas murieron, entre ellas una mujer y un niño, y otras 22 resultaron heridas por la explosión de un coche bomba cerca de una mezquita chiíta en el barrio norte de Kadhimiya.
Poco antes, dos policías iraquíes fueron asesinados en el oeste de la ciudad en torno a las 8 a.m. (11 p.m. hora del Este) en el barrio de Al-Iskan, declaró un portavoz del ministerio de Defensa.
Por otra parte, aviones estadounidenses y británicos bombardearon el sábado posiciones de rebeldes en Karabilá y sus alrededores, al oeste de Bagdad, en el marco de la "Operación Lanza", indicó el domingo el ejército de Estados Unidos en un comunicado.
Pilotos británicos y estadounidenses "atacaron vehículos y edificios ocupados por terroristas con misiles y bombas teledirigidas con láser en Karabilá y sus alrededores, con el apoyo en tierra de las fuerzas de seguridad iraquíes y los marines", indica el texto.
La "Operación Lanza" ("Spear" en inglés) busca "extirpar la presencia de insurgentes y combatientes extranjeros y desorganizar la red de apoyo a la guerrilla en la región de Karabilá y sus alrededores", indicó el viernes el ejército estadounidense.
El sábado, el ejército de Estados Unidos mató a unos 50 rebeldes en el marco de la operación, señaló un comunicado de los marines. El domingo el ejército estadounidense informó de la muerte de tres "terroristas" en los enfrentamientos, y sobre la muerte de un marine, el sábado en Karabilá.
En el resto del país 14 personas murieron y otras 32 resultaron heridas en ataques al norte y sur de Bagdad.
"La opinión estadounidense está cambiando", dijo Ronald Spector, profesor de historia militar en la Universidad George Washington. "Incluso quienes pensaban que era una buena idea sacarse de encima a Saddam Hussein dicen:'Queremos que vuelvan nuestros soldados", agregó.
Algunos de los republicanos que expusieron el domingo su preocupación por la crítica situación iraquí, entre ellos Curt Weldon, de Pensilvania, creen que el Pentágono debería saber que llevará al menos dos años entrenar al nuevo ejército iraquí para que pueda encargarse de la defensa y seguridad de Irak.
Weldon dijo a la cadena de televisión NBC que no se puede hacer regresar a las tropas estadounidenses y convencer a los ciudadanos de que las fuerzas iraquíes ya están lo suficientemente capacitadas para sus tareas en un país convulsionado, "cuando realmente no lo están".
La preocupación sobre la crisis de posguerra por parte de los republicanos del Congreso que respaldaron la operación militar en el país árabe les ha motivado a pedir que se fije un límite para el regreso a Estados Unidos de los más de 130 mil soldados desplegados allí.
Tanto Jones como los demócratas sugirieron que los iraquíes se defiendan por sí mismos y que se les debe entrenar para que estén plenamente preparados cuando se retiren las tropas estadounidenses.
En la actualidad, en las operaciones contra la insurgencia las unidades militares iraquíes tienen el apoyo de tropas de Estados Unidos en todos los sentidos.
Otro republicano, Lindsey Graham, de Carolina del Sur, asegura que la insurgencia está viva y que su capacidad y viabilidad fue desestimada por el Pentágono.
Además, Graham hizo notar las dificultades que tienen las fuerzas armadas de Estados Unidos en el reclutamiento de jóvenes a causa de la guerra en Irak, lo que ha evitado que se pueda cumplir con las cuotas anuales de alistamiento de nuevos soldados.
Las iniciativas de los republicanos y demócratas para que se puedan superar los fallos se producen cuando Bush ha pedido a sus aliados que presionen al nuevo gobierno de Bagdad para cerrar la fisura entre chiíes y líderes suníes árabes disidentes.
El Gobierno estadounidense ha pedido a la ONU, a Europa y a las naciones árabes que ejerzan su influencia para que las autoridades iraquíes incluyan a las minorías en el proceso político destinado a consolidar la democracia.
Los representantes demócratas en el Congreso han pronosticado mayores dificultades para Estados Unidos en Irak si la Casa Blanca no enfila su rumbo hacia una política más firme en todos los sentidos.