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Militarizan a Beirut tras atentado

El ejército se desplegó en los principales edificios de Beirut, tras el asesinato del ex primer ministro Rafic Hariri en un ataque el lunes.
15 Feb 2005 – 12:00 AM EST
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La capital libanesa tenía el aspecto de una ciudad fantasma en estado de sitio con las unidades del ejército libanés desplegadas en la ciudad.

Las escuelas, las universidades, los comercios, los bancos y las oficinas permanecieron cerrados por orden de los poderes públicos, mientras que la oposición llamó a una huelga general.

Un duelo nacional de tres días fue decretado por el gobierno.

La comandancia del ejército libanés anunció el lunes que decretó la movilización general y adoptó medidas en varias regiones para "salvaguardar la estabilidad" del país.

Desde el lunes en la noche están prohibidas todas las reuniones. Las fuerzas del orden impidieron que manifestantes saquearan la sede de la rama libanesa del Partido Baas, en el poder en Siria.

En el barrio de los grandes hoteles frente al mar, un cráter de cinco metros de diámetro y dos metros de profundidad muestra la potencia de la explosión.

Empleados de una sociedad de limpieza retiraban los restos de vidrios diseminados por la calzada del borde del mar, hasta el barrio comercial de Hamra.

Algunos transeúntes y curiosos observaban la escena de desolación en el lugar del atentado. Otros tomaban fotos. Un grupo que se formó fue rápidamente dispersado por soldados, que los llamaban a circular, recordándoles que las reuniones están prohibidas.

Los funerales del ex primer ministro deben tener lugar el miércoles al mediodía en Beirut, indicó a la Agence France Presse un de sus allegados.

Varios cotidianos libaneses estimaban que el atentado y la muerte de Hariri, considerado como el padre de la reconstrucción económica y política libanesa, sumergía a este país desorientado en un periodo de profunda incertidumbre.

"Hariri murió como un mártir y Líbano está sumido en la tormenta", estimaba el cotidiano As Safir.

"Quieren matar la esperanza", titula el cotidiano en francés L'Orient le Jour, señalando que "era con Rafic Hariri con quien contaban los libaneses para ver a su país subir la cuesta".

Este diario publica en primera página un llamado de Walid Joumblatt, figura principal de la oposición, invitando "al pueblo libanés a que enfrente a este régimen de asesinos".

Para An Nahar (oposición), "el infierno se apoderó nuevamente de Beirut". El diario llama a los libaneses a "superar la prueba y a hacer del sacrificio de Hariri una nueva resurrección, expulsando mediante elecciones libres al poder actual" y pide una "protección internacional".

Para el Daily Star (diario en francés) "Líbano retoma los peores momentos de la guerra civil y corre el riesgo de hundirse en las tinieblas".

Al Mustaqbal, que pertenece al hombre de Estado asesinado, afirma que Hariri "murió como mártir por Líbano" y publica en portada las acusaciones de la oposición que responsabilizan de este asesinato a Siria y al poder político libanés.

Por otro lado, el coro de voces que acusó a Siria y a sus aliados libaneses del atentado en que murió el ex primer ministro Hariri y otras 13 personas aumentó el martes, en tanto los enardecidos dolientes atacaron varios objetivos sirios en su pueblo natal.

La policía dijo que la cifra de víctimas por el atentado del lunes en el centro de Beirut fue de 14 muertos y de unos 120 heridos.

Las atribuciones de responsabilidad por parte de un grupo de militantes islámicos previamente desconocido no fueron consideradas creíbles. El ministro de Justicia Adnan Addoum dijo que se trataría de un intento "por desviar la investigación".

El grupo Respaldo y Guerra Santa en Siria y el Líbano, se atribuyó la responsabilidad por el ataque en un comunicado difundido por el canal de televisión árabe Al Jazzera. En el vídeo se dijo que había sido un operativo suicida.

Pero funcionarios de seguridad no han dicho aún si el atentado fue cometido por un atacante suicida.

El lunes por la noche, la policía allanó una residencia en el oeste de Beirut donde vivía Ahmed Abu Adas, un palestino que al parecer leyó el comunicado en el vídeo.

Adas huyó, pero la policía logró confiscar computadoras, cintas y documentos, dijo el ministerio del interior. La madre de Adas fue interrogada el martes por investigadores militares, dijo la agencia noticiosa oficial del Líbano.

Siria, que tiene emplazados 15 mil soldados en el Líbano y ha sido durante décadas el poder detrás del trono, negó toda participación en el asesinato. Pero los aliados políticos de Hariri acusaron abiertamente al régimen de Damasco y a sus simpatizantes en el gobierno libanés por el atentado.

También la familia de Hariri sugirió el martes que Siria habría desempeñado un papel en el asesinato.

Preguntado el martes por periodistas sobre los motivos del mortífero ataque contra la caravana en que viajaba su padre, el hijo de Hariri, Saadeddine, respondió, "Es obvio ¿no lo creen?"

Aunque Saadeddine no amplió sus declaraciones, el lunes en la noche participó en una reunión de políticos de oposición en la residencia de Hariri en Beirut. El grupo difundió posteriormente un comunicado acusando a Siria y al gobierno libanés por el asesinato.

Hariri fue primer ministro del Líbano durante diez de los últimos 14 años, tras concluir la guerra civil librada entre 1975 y 1990. En meses recientes había comenzado a acercarse a la oposición, que ha librado una campaña política sin precedentes para forzar a Damasco a retirar sus tropas del Líbano.

Parte de la indignación contra Siria se desahogó en las calles.

En Saida, pueblo natal de Hariri situado al sur del Líbano, en la costa del Mediterráneo, docenas de furiosos manifestantes atacaron el martes a trabajadores sirios, hiriendo a cinco antes de que interviniera la policía. Otros centenares de manifestantes desfilaron por las calles.

El lunes por la noche, una turba atacó las oficinas en Beirut de la sección libanesa del Partido Baas, que gobierna en Siria. Los manifestantes lanzaron piedras contra las oficinas y prendieron fuego a tenderetes usados para canjear dinero y vender cigarrillos situados cerca.

El asesinato de Hariri trajo temores de que el país regresaría a la época de la guerra civil.

Las estaciones de radio y televisión transmitieron música fúnebre o lecturas del Corán, mientras se preparaban los funerales de Hariri, a realizarse el miércoles en una mezquita de Beirut.

En la zona donde ocurrió el atentado, los soldados colocaron un cordón de seguridad. Expertos en explosivos revisaron los techos y la calle en busca de pistas sobre la causa de la explosión. Fuentes de seguridad no han confirmado los informes iniciales de que todo fue causado por un automóvil bomba.

Por el momento no está claro si el asesinato interferiría con la realización de las elecciones parlamentarias, esperadas en abril y mayo. Por la mañana antes de su muerte, Hariri asistió a un debate parlamentario sobre los planes para redefinir los distritos electorales.

Los muertos incluyen a Hariri y a siete de sus guardaespaldas, aplastados y quemados en sus vehículos blindados por la fuerza de la explosión, que la policía estimó en 300 kilogramos de TNT, aproximadamente.

Hariri, de 60 años, renunció al cargo de primer ministro en octubre. Su fortuna personal y su fama le permitieron mantener cierta independencia respecto a Siria.

Estados Unidos retiró a su embajadora de Siria al acrecentarse las tensiones por el asesinato en Beirut del ex primer ministro libanés Rafik Hariri, dijo el martes un funcionario estadounidense.

Antes de partir de Damasco, la embajadora Margaret Scobey entregó una nota muy dura al gobierno sirio, dijo el funcionario, que pidió no ser identificado.

El gobierno del presidente George W. Bush condenó el lunes el asesinato de Hariri, el magnate de la construcción que orquestó la recuperación de su país e insistía en que Siria cumpliera con una resolución de las Naciones Unidas, la cual exigía el retiro de las fuerzas sirias del Líbano.

Hariri renunció hace cuatro meses debido a las tensiones con Siria, pero estaba analizando un posible regreso al panorama político.

Perteneciente a la etnia suní, tenía buenas relaciones con los cristianos del Líbano y era especialmente cercano al presidente francés Jacques Chirac, que ha solicitado una investigación internacional sobre el homicidio.

Washington no apoyó directamente a Chirac en su solicitud para efectuar esa indagación, pero la Casa Blanca afirmó el lunes que debe castigarse a los responsables del atentado a la caravana de vehículos en que viajaba Hariri.

"Estados Unidos consultará hoy [martes] con otros gobiernos de la región y con el Consejo de Seguridad sobre las medidas que pueden tomarse para castigar a los responsables de este ataque terrorista, para acabar con el uso de la violencia y la intimidación contra el pueblo libanés y para restaurar la independencia, soberanía y democracia del Líbano al liberarlo de la ocupación extranjera", afirmó Scott McClellan, secretario de prensa de la Casa Blanca.

McClellan dijo que se desconoce quién fue el responsable del atentado, y se negó a especular sobre la posibilidad de que haya estado respaldado por Siria o Irán.

Por su parte, el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, expresó el martes personalmente sus condolencias a la familia de Hariri en una breve visita a Beirut, durante la que comprobó directamente que el asesinato del ex jefe del Gobierno libanés supone un duro golpe a la estabilidad de la región.

Nada más conocer el atentado mortal contra Hariri, amigo personal de Moratinos desde hace años, el jefe de la diplomacia española modificó la agenda de su gira por Oriente Medio para acercarse a Beirut a compartir su dolor con los familiares más cercanos del ex primer ministro, reunidos en la residencia del desaparecido líder político libanés en la víspera del funeral.

En una escala relámpago tras entrevistarse en El Cairo con el presidente egipcio, Hosni Mubarak, y antes de viajar a Ammán para completar su gira, el ministro español acudió a la finca familiar de Hariri, en el centro de Beirut, y manifestó su consternación a los familiares más directos del ex jefe del Gobierno libanés, entre ellos su hijo mayor.

Representantes de la vida política y religiosa del país, entre los que figuraban el presidente del Parlamento y antiguos colaboradores de Hariri, pero sólo un miembro del actual Gobierno, se encontraban junto a la familia cuando llegó Moratinos, que fue invitado durante unos momentos a sentarse junto a los familiares más próximos al fallecido dirigente libanés.

A continuación, subió a la planta donde guardaban luto las mujeres de la familia, salvo su viuda, que se encontraba indispuesta, y, visiblemente emocionado, expresó su solidaridad a la hermana, la cuñada y una hija del ex primer ministro.

Antes de abandonar la residencia, a la que se habían acercado numerosos beirutíes a mostrar su dolor en silencio, Moratinos se declaró "enormemente consternado por la pérdida de un gran estadista" y por las consecuencias que puede acarrear su muerte, ante "la gravedad de la situación" provocada por el atentado.

Las repercusiones políticas del asesinato de Hariri ocuparon gran parte de la conversación que mantuvo esta mañana en El Cairo Moratinos con Hosni Mubarak, en la que ambos mostraron su preocupación por un crimen que puede desestabilizar no sólo Líbano, sino el conjunto de equilibrios de los que depende el futuro de la región, según explicaron fuentes diplomáticas.

El presidente egipcio y el ministro español coincidieron en destacar que no hay indicios claros sobre la autoría del atentado ni existe prueba alguna que implique a Siria, frente a las acusaciones lanzadas por un ex miembro libanés, pero, en todo caso, el efecto inmediato del crimen es un aumento de la presión sobre Damasco para que garantiza la independencia real de Líbano.

Moratinos explicó a Mubarak las impresiones que extrajo de sus conversaciones de ayer con el presidente, Bachar al Asad, y con el ministro sirio de Exteriores, Faruk al Chara, junto a quien se encontraba en Damasco cuando se conoció el asesinato de Hariri, y ambos lamentaron que Siria esté dispuesta sólo a retirar de Líbano sus fuerzas militares, pero no a poner fin a su tutela política.

El jefe del Estado egipcio y el ministro español lamentaron en este sentido la lentitud de los pasos dados por Siria en las negociaciones para el cumplimiento de la resolución 1559 del Consejo de Seguridad de la ONU, que obliga a restaurar la plena soberanía de Líbano, y consideraron imprescindible que Asad responda con actuaciones concretas a los requerimientos internacionales.

El ministro expuso, asimismo, a Mubarak que ayer había trasladado a las autoridades sirias la necesidad de que ayude de forma efectiva a desactivar la violencia de los grupos armados que utilizan su país o el territorio libanés para atacar Israel, mientras que el presidente egipcio advirtió de que el Gobierno de Ariel Sharon no desea abrir negociaciones en paralelo con la ANP y con Siria.

Moratinos examinó además con Mubarak la situación en Irak e invitó al presidente egipcio a liderar junto a España la iniciativa de José Luis Rodríguez Zapatero para forjar una alianza de civilizaciones bajo el amparo de las Naciones Unidas.

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