Atacan con misil a hotel de Tikrit
Las fuentes dijeron que el incidente se produjo en el Hotel Sunubar y que tanto los muertos como los heridos eran todos iraquíes.
Los huéspedes del hotel salieron a la calle presos del pánico al producirse la explosión, según testigos.
"Quince civiles murieron y otros ocho resultaron heridos cuando las fuerzas anti-iraquíes (rebeldes) dispararon dos cohetes en torno a las 7:30 p.m. (16:50 GMT), uno de los cuales cayó cerca de una mezquita del norte de Tikrit", declaró un portavoz militar.
Las víctimas fueron trasladadas a varios hospitales, añadió.
Tikrit, que se encuentra a unas 180 km al norte de Bagdad, es la ciudad natal del ex presidente iraquí Saddam Hussein, y fue uno de los focos de resistencia suní al principio de la invasión del país.
Enfrentamientos en Ramadi
Por otro lado, una serie de enfrentamientos entre las fuerzas estadounidenses e insurgentes en la población central iraquí de Ramadi dejó seis muertos, de acuerdo con fuentes de los hospitales.
Los enfrentamientos comenzaron en el oriente y centro de la ciudad. Algunos disparos esporádicos resonaron cerca del palacio del ayuntamiento.
Las tiendas y las escuelas en la zona han permanecido cerradas durante varios días, debido a las pocas condiciones de seguridad, dijeron algunos residentes.
El doctor Dhia al-Hiti, del Hospital de Ramadi, dijo que seis personas murieron y ocho resultaron heridas en los enfrentamientos.
Ramadi, unos 113 kilómetros al occidente de Bagdad, es parte del llamado Triángulo Sunita, un bastión insurgente al norte y oeste de la capital.
Desde los desiertos del sur y el oeste hasta las afueras de Bagdad, Irak está plagado de polvorines y depósitos e armas: algunos grandes, otros pequeños; algunos custodiados y otros no.
Aún cuando los militares estadounidenses protegieron unas 400 mil toneladas de municiones, otras 250 mil toneladas permanecen desaparecidas.
La atención se ha focalizado en el sitio Al-Qaqaa del sur de Bagdad, donde se creen que han desaparecido unas 377 toneladas de explosivos, convirtiéndose en uno de los temas que ha recalentado los últimos días de la campaña presidencial estadounidense.
Pero con la aparición de otros nombres de sitios -como al-Mahaweel, Bakuba, Ujaider, Qaim- los expertos consideran que las armas desaparecidas de Al-Qaqaa representan sólo una pequeña fracción de lo que está enterrado en las arenas iraquíes.
"Es algo verdaderamente absurdo focalizarse en las 377 toneladas", expresó Anthony Cordesman, analista de defensa y experto en Irak del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales.
El experto considera que las reservas iraquíes de armas anteriores a la guerra "probablemente superaban las 650 mil toneladas".
Dejando entrever la importante militarización de Irak antes de la invasión de marzo del 2003, el Pentágono expresa que las fuerzas lideradas por Estados Unidos han destruido unas 240 mil toneladas de municiones y han custodiado otras 160 mil toneladas que esperan ser destruidas.
Hasta mediados de septiembre, las fuerzas de la coalición inspeccionaron y eliminaron más de 10 mil arsenales de armas, dijo el cazador de armas estadounidense Charles Duelfer en un reciente informe.
Pero hasta 250 mil toneladas permanecen desaparecidas, de acuerdo con estimaciones militares, muchas de ellas cantidades más pequeñas desparramadas por todo el país.
"Advierto que hay mucho que probablemente no sabemos, porque este fue un país, como lo han admitido los inspectores, que estaba repleto de armas", dijo el portavoz del Pentágono Lawrence Di Rita el viernes en Washington.
Las 377 toneladas que Irak dice desaparecieron de Al-Qaqaa después del 9 de abril del 2003, día en que cayó Bagdad, representan sólo "uno de los mil materiales de los que tenemos conocimiento", sostuvo Di Rita.
El gobierno de Bush ha mencionado los miles de toneladas de explosivos que encontró después de la invasión de marzo como una señal de éxito, y las autoridades sostienen que los soldados que fueron a Bagdad para derrocar a Hussein no dejaron de custodiar cada arsenal.
Los críticos, sin embargo, consideran que los organizadores de la guerra deberían haber destinado más soldados a la tarea de custodiar los sitios o permitir el regreso de los inspectores de la ONU para que ayudaran.
David Albright, ex inspector de la ONU, dijo que la importante cantidad de armas almacenadas en Irak debería haber alentado a Estados Unidos a que invitara a los expertos a regresar a sitios claves como Al-Qaqaa.
En cambio, manifestó, "hubo mucha arrogancia" por parte de los funcionarios estadounidenses que rechazaron los pedidos de la Agencia Internacional de Energía Atómica de la ONU de reanudar sus inspecciones.
Los inspectores de la AIEA se retiraron de Irak el 16 de marzo del 2003, pocos días antes de la invasión. Desde entonces, sólo han podido regresar en dos oportunidades, en ambas para revisar un complejo nuclear de Tuwaitha, uno de los más preocupantes para la agencia de la ONU.