Arranca beatificación de Juan Pablo II
Tan sólo dos meses y 26 días después de su muerte, en vez de los cinco años requeridos, se abrirá la causa de canonización del primer Papa polaco de la historia, que incluye ante todo la lectura de cientos de cartas enviadas desde diversos países del mundo a la Santa Sede sobre los presuntos milagros atribuidos al pontífice Karol Wojtyla después de su muerte, ocurrida el 2 de abril pasado.
La presión popular ha hecho que el nuevo papa, Benedicto XVI, haya decidido no aplicar el tradicional período y diera su autorización para el inicio del proceso de santificación. Misivas y mensajes electrónicos llegan todos los días de América Latina, Polonia e Italia a la Vicaria de Roma para testimoniar que Juan Pablo II intercedió en un milagro.
La ceremonia oficial comienza con una celebración en la Basílica San Juan de Letrán presidida por el cardenal Camilo Ruini, vicario de Roma, y marcará la apertura de la investigación diocesana sobre "la vida, las virtudes y la reputación de santidad del servidor de Dios Juan Pablo II".
Para la beatificación, según las normas canónicas establecidas por el mismo Juan Pablo II, es suficiente comprobar que el candidato intercedió en un milagro, en general una curación inexplicable.
El proceso deberá esclarecer si se puede atribuir a Juan Pablo II un milagro póstumo, una curación que la medicina no puede explicar, como signo de su brillantez espiritual más allá de la muerte.
Aunque no constituyen pruebas decisivas según las reglas del procedimiento, los testimonios de milagros realizados en vida constarán en el dossier.
El arzobispo Stanislav Dziwisz, su secretario particular, explicó que en 2002 un estadounidense que sufría de un tumor de cerebro fue curado tras recibir la comunión de manos de Juan Pablo II.
El cardenal italiano Francesco Marchisano dejó entender que fue curado de un problema en la garganta por el Papa polaco.
Juan Pablo II, que murió a los 84 años, impulsó la reforma del Código de Derecho Canónico en 1983, exigiendo una serie de requisitos para comprobar la autenticidad de un milagro, el cual tiene que ser certificado como en un verdadero proceso judicial.
El postulador de la causa de santificación de Juan Pablo II, una suerte de abogado defensor, el religioso polaco Slawomir Oder, entregará el martes a los jueces del tribunal, en este caso el cardenal vicario de Roma, Camillo Ruini, la carpeta con los informes recogidos hasta ahora sobre la vida de Juan Pablo II.
El inicio del proceso en tan poco tiempo, obedece para muchos observadores y vaticanistas, a la necesidad de dar una respuesta a los miles de peregrinos y devotos de todo el mundo que claman desde sus funerales por su santidad con el lema de "Santo subito" (santo ya).
Además de las cartas con los testimonios, serán analizados los cientos de documentos, libros, discursos y apuntes que Juan Pablo II realizó a lo largo de su vida, marcada por su vocación literaria y filosófica, por lo que el proceso necesitará de un amplio tiempo para examinar más de 100 mil páginas.
Una serie de personas, cuya lista será revelada el martes, serán convocadas para testimoniar sus virtudes heroicas. No se sabe si en esa lista aparecerá el principal testigo de esa vida ejemplar, el actual Papa Benedicto XVI, amigo y colaborador por más de un cuarto de siglo de Juan Pablo II.
La fecha o el plazo para fallar la sentencia que decide la eventual beatificación del popularmente llamado "Juan Pablo el Grande", como fue proclamado por la muchedumbre, no ha sido establecida.
Pese a que muchos esperan que la beatificación ocurra en pocos años, muchos recuerdan también que se necesitaron más de 30 años para la beatificación de Juan XXIII.
Después de que el postulador demuestre que el candidato practicaba de forma "heroica" y continuada las virtudes de la fe, el informe pasará por las manos del famoso y antiguamente llamado "abogado del diablo" -porque sembraba mil trabas y obstáculos en el camino del candidato-, y que ahora se llama el "promotor de la fe", un colaborador del futuro santo, tratando de ayudarle indirectamente a demostrar sus cualidades.
Los teólogos consultores, los cardenales y hasta el Papa tienen derecho a opinar en esta etapa del proceso, después de la cual se puede prever la beatificación, siempre y cuando se haya demostrado al menos la existencia de un milagro que pueda ser atribuido al candidato.
Pero demostrar la validez del milagro tampoco es tarea fácil.
La Congregación para las Causas de los Santos se vale del asesoramiento de un equipo de 70 médicos y de distintos expertos, así como de los estudios clínicos a los que es sometido el individuo supuestamente curado por milagro.
Una primera aproximación al fenómeno denominado "milagro" la da el hecho de que se trate de la curación instantánea, perfecta, duradera e inexplicable científicamente, como la de una enfermedad incurable o de muy difícil curación.
Un segundo milagro deberá ser comprobado para llegar luego a ser santificado y venerado en los altares.
Por su parte, el "abogado del diablo" en el proceso de beatificación de Juan Pablo II, que debe investigar cualquier duda posible sobre la santidad del fallecido pontífice, prometió el lunes mantener la objetividad, aunque sugirió que también respalda la causa.
El padre Giuseppe D'Alonzo, promotor de justicia en la diócesis de Roma, dijo que no estaba ni a favor ni en contra de la beatificación del fallecido Papa, quien fue considerado un santo por muchos antes de fallecer el 2 de abril.
"No es mi tarea decidir", dijo D'Alonzo en una entrevista con The Associated Press en su oficina, donde había una fotografía de Juan Pablo II colgando de una de las paredes. "Debo verificar la verdad".
Pero cuando se le preguntó su opinión personal sobre los méritos de Juan Pablo II, admitió que "es la opinión que tiene la gente del común, la gente sencilla que vimos en la Plaza de San Pedro cuando se realizó el funeral".
D'Alonzo aludía aparentemente a los gritos de "¡Santo súbito!" o "¡santidad inmediata!" que surgieron de la multitud durante el funeral del Papa el 8 de abril.
La causa comienza oficialmente, cuando D'Alonzo y los otros funcionarios involucrados en la tarea se juramentarán para mantener el proceso secreto y no aceptar "regalo alguno" que pueda afectarlo.
Mientras que antes hacían falta a veces siglos para lograr una canonización, en el pontificado de Juan Pablo II se realizaron algunas beatificaciones relámpago, como las de Josemaría Escrivà de Balaguer, fundador del Opus Dei, muerto en 1975, beatificado en 1992 y canonizado en 2002, y la de la madre Teresa, muerta en 1997 y beatificada en 2003.
Durante sus 26 años de pontificado, Wojtyla batió todas las marcas beatificando a 1,338 personas y proclamando 482 nuevos santos, contra los 302 designados en los cuatro siglos precedentes.