Acusan al presidente israelí de violador
Katsav está en el centro de un escándalo tras surgir denuncias en su contra por parte de funcionarias de la Presidencia, que amenazan con poner fin a su carrera política. El mandatario enfrenta una enorme presión de la opinión pública para renunciar a su cargo.
El domingo, la policía informó al fiscal del estado, Menachem Mazuz, de que hay suficientes pruebas para acusar a Katsav de violación, acoso sexual y escuchas ilícitas.
Katsav, por su parte, ha negado todo tipo de desempeño incorrecto. Los oficiales de la Policía de Israel que investigaron al mandatario en los últimos tres meses por supuesta violación de su ex secretaria y de abusar de otras nueve mujeres.
La investigación policial, inicialmente eclipsada por la guerra de Israel en Líbano, ha llevado la otrora sólida carrera de Katsav al descrédito mientras esquiva las crecientes peticiones para que dimita.
Si bien un presidente anterior y varios primeros ministros han estado bajo sospechas de malversaciones financieras, y un ex ministro de Defensa fue condenado por acoso sexual, las acusaciones que podría enfrentar Katsav serían las más graves contra un funcionario israelí.
El portavoz de la policía Micky Rosenfeld confirmó que los investigadores del caso se reunieron con fiscales estatales el domingo para presentar las recomendaciones. La decisión final sobre si iría a juicio depende del procurador general de Israel.
De seguirse juicio en su contra, Katsav tendría probablemente que renunciar. En Israel, el presidente tiene un papel mayormente ceremonial con poca autoridad, pero se considera una fuerza unificadora en una sociedad fracturada.
Radio Israel y el Canal 2 de televisión dijeron que el caso contra Katsav se fundamenta en las demandas de cinco mujeres que alegan que él les hizo proposiciones sexuales durante su presidencia y antes, cuando era ministro del gobierno.
No se dará seguimiento a las denuncias de otras cinco mujeres porque, según la ley, el plazo para acción penal para tales ofensas ya expiró, dijeron los informes.
La investigación de Katsav comenzó luego que una ex empleada alegara que Katsav la forzó a tener relaciones sexuales bajo amenaza de despido. La policía interrogó a Katsav varias veces en su residencia oficial y confiscó documentos personales.
El antes discreto jefe de Estado, casado y con cinco hijos, es el primer presidente de Israel nacido en un país islámico, ya que nació en Irán en 1945 y habla con fluidez el persa, y el primero procedente de un partido de la derecha política.
Dos veces ministro en el gobierno israelí, superó todos esos obstáculos para convertirse en el octavo presidente del país; ahora clama por su inocencia.
En 2000 era un relativo desconocido cuando fue elegido presidente frente al ex primer ministro y premio Nobel de la Paz, Simon Peres.
Considerado un administrador competente dentro del partido conservador Likud, con el que fue ministro de Turismo y de Transportes en los 80 y los 90, Katsav ha ejercido con moderación el cargo de presidente, más ceremonial que ejecutivo.
Así, se ofreció a mantener conversaciones con el presidente sirio Bashar al Assad e insistió en que Yasser Arafat debía tener un papel en el proceso de paz cuando el líder palestino era ignorado por el primer ministro del Likud Ariel Sharon.
Durante su presidencia, Katsev ha viajado a menudo al exterior, donde ha defendido el derecho del Estado hebreo a defenderse tras la segunda Intifada palestina o ha advertido de los brotes de antisemitismo en el mundo.
Primogénito de ocho hermanos, Katsev llegó a Israel en 1951, tres años después de la independencia, y vivió en el modesto campo de Kiryat Malachi, en el sur de Tel Aviv, siendo el primer residente de lo que después se convertiría en ciudad en ingresar en la Universidad Hebrea de Israel, donde estudió economía e historia.
En 1969 se convirtió en alcalde de la localidad y en 1977 alcanzó el parlamento, donde se alineó inmediatamente con el Likud.
El presidente Katzav es uno de los pocos políticos en Israel que hasta ahora gozaba de una aureola de persona prácticamente intachable y un futuro prometedor. Su carrera podría ahora verse truncada por la sombra de una serie de escándalos sexuales que no dejan de sorprender a la ciudadanía.
El 31 de julio del año 2000, Katzav, quien fue viceprimer ministro bajo el Gobierno de Benjamín Netanyahu e histórico militante del partido Likud, se convertía en el octavo presidente de Israel y primero de la formación nacionalista.
Su trayectoria política se inició en 1969, cuando se convirtió en el alcalde más joven de Israel al frente del municipio de Kiriat Malaji. Posteriormente en las elecciones de 1977, que llevaron al Likud al poder por primera vez, fue elegido diputado en el Parlamento.
Nacido en Yazd, Irán, en 1945 y emigrado a Israel en 1951, Katzav desempeñó entre los años 1984 y 1988 las carteras de Trabajo y Asuntos Sociales, y de Transportes de 1988 a 1992.
Pero su designación como presidente en el año 2000, parecía culminar su larga trayectoria política al acceder a la jefatura del Estado derrotando al veterano político Simón Peres en una votación parlamentaria.
Pese a que la figura del presidente en Israel es meramente protocolaria, y que sólo puede conceder indultos y conmutar sentencias, Katzav ha representado a su país haciendo gala siempre de un halo de rectitud y defendiendo el interés general por encima de los partidistas.
No es extraño que, hasta que surgieran los casos de supuestos acosos sexuales a mujeres de su entorno laboral, Katzav haya sido considerado tanto por personalidades de izquierdas como de derechas un representante cabal de Israel, poco amigo de hacer comentarios políticos y quizás, en un futuro, primer ministro de Israel.
Criado en una familia de pocos recursos y que habla un fluido farsi, Katzav ha servido de ejemplo para muchos ciudadanos de cómo un judío procedente de países orientales y que cuentan con mayores trabas para ascender socialmente, pueden abrirse camino a través de la educación.
Y es que durante muchos años la escena política en Israel estuvo prácticamente dominada por las elites askenazíes, o judíos de origen europeo que tendían a minusvalorar a los judíos sefardíes, y en especial los emigrados de países de Oriente Próximo, como es el caso de Katzav.
Ante la cuestión palestina, a lo largo de los años ha ido moderando su posición, llegando a aceptar el proceso de paz de Oslo y a exhortar a sus colegas del Likud a que apoyaran la Declaración de Paz de Washington de 1993 y las negociaciones para la creación de un Estado palestino.
En su discurso inaugural tras la toma de posesión de su mandato, de siete años, Katzav se propuso trabajar a favor de la unidad nacional, planteándose también como objetivo principal el reforzamiento de los lazos entre Israel y la diáspora judía.
La carrera política de Katzav ha quedado ahora totalmente eclipsada por los escándalos sexuales, ya que podría ser llevado a juicio por dos delitos de violación, entre tres y cuatro de agresión sexual y otros tantos de escuchas telefónicas, fraude y reparto ilegal de regalos, así como por obstrucción a la justicia.