"Mi caída en Bolivia no fue espontánea"
"Si eso es entendido y el país es informado, podrá gobernar", dijo en una entrevista concedida al diario carioca O Globo el viernes por la noche y publicada el domingo.
Fue la primera vez que el mandatario habló de la no espontaneidad de su renuncia a la presidencia, que operó como válvula de escape para el clima de caos y de insurrección que se había instalado sobre el país en los días que precedieron a la designación del presidente de la Corte Suprema, Eduardo Rodríguez, como primer mandatario.
Mesa omitió identificar quién o quiénes estuvieron involucrados detrás del proceso que lo llevó a renunciar.
"El poder tiene muchas ramificaciones", dijo. "Pero no quisiera ahora, cuando aún tengo un pie en el Palacio de Gobierno, entrar en una polémica que en el momento adecuado deberá ser encarada. Hoy el país precisa de unidad y tolerancia".
"Yo diría que mi salida no fue producto de una acción espontánea", dijo el ex mandatario y declinó formular mayores comentarios.
Mesa dijo que ahora Bolivia debe recuperar la vigencia plena del estado de derecho y que, para evitar un grave derramamiento de sangre, pagó el precio de "flexibilizar" los mecanismos institucionales.
Mesa fue el segundo presidente en menos de dos años en dejar la primera magistratura agobiado por la ebullición política y social.
En octubre de 2003, el entonces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada salió del país acosado por violentas manifestaciones que habían causado la muerte de unas 30 personas. Mesa, que era vicepresidente, asumió el gobierno.
Mesa dijo que serán necesarios "escenarios de consenso" para que ocurran normalmente la elección de una Asamblea Constituyente y los plebiscitos sobre las autonomías departamentales y regionales.
"La Asamblea Constituyente debe ser una respuesta para recomponer el pacto social del país. No puede ser el escenario de una confrontación aún mayor", dijo.
Subrayó que "existen posiciones radicalizadas y racistas" tanto entre los movimientos indígenas como la clase dominante de Santa Cruz, el eje económico boliviano y que eso explicaba "porqué el país está donde está".
"El gran problema es que no nos vemos como iguales. Si el país continúa a ser construido sobre la base de sectores que discriminan otros sectores, que se sienten cada vez más excluidos y reaccionan con violencia, las cosas van a empeorar", dijo.
Mesa dijo que "en este momento" descartaba la posibilidad de presentarse como candidato en la elección presidencial a ocurrir este año. "Pero en política nada puede descartarse", dijo para después subrayar que durante los 31 meses de su gobierno su popularidad rondó el 70 por ciento.
La constitución no permite la reelección inmediata, pero si las reglas fueren modificadas, Mesa podría ser candidato.
"Personalmente no creo tener interés, en este momento, en una campaña electoral", dijo.
Dicen que Mesa conspiró...
Por otro lado se informó que el ex presidente Mesa habría conspirado contra el Congreso, incluso considerando su clausura y la convocatoria a elecciones anticipadas bajo su manejo, según dijo el titular de la legislatura y un reportaje periodístico difundido el domingo.
El diario La Razón, citando diversas fuentes, en su mayoría anónimas, informó que Mesa promovió los desórdenes que el viernes cobraron en Sucre la muerte de un minero para presionar al titular del Senado y al de los diputados que declinaran la posibilidad de acceder a la presidencia.
Según las versiones, de esa forma se obligaba a que asumiera el mando el tercero en la línea de sucesión constitucional, el actual mandatario Eduardo Rodríguez.
El informe también se basa en una denuncia del presidente del Senado y del Congreso, Hormando Vaca Díez, de que el delegado presidencial de Mesa para asuntos parlamentarios, Jorge Cortez, había recriminado a la primera autoridad política de Sucre por no permitir el paso de los 2 mil mineros que llegaron con dinamita a esa ciudad.
Los mineros buscan impedir la asunción de Vaca Díez y del presidente de los diputados, Mario Cossío, ambos en la línea de sucesión.
Funcionarios del gobierno de Mesa han negado las denuncias y han contraatacado señalando que Vaca Díez, Cossío y otros miembros del Congreso, además de algunos dirigentes de las recientes protestas, habían recibido dinero de Sánchez de Lozada, quien ahora vive en Estados Unidos y renunció en octubre de 2003 al cabo de una cuenta revuelta popular.
"La estrategia Mesa era mucho más que la renuncia al cargo. Se analizó la posibilidad de convocar a elecciones por decreto, luego de relegar a la clase política", señaló el rotativo.
De acuerdo con la versión, Mesa habría contado con la colaboración "trascendental" de las pequeñas cooperativas de mineros las que, antes del estallido de la crisis, recibieron del gobierno desembolsos y compromisos de financiamiento por siete millones de dólares para capital de trabajo.
"(...) Fuentes políticas consultadas por este medio señalan que los acontecimientos ocurridos el jueves en Sucre, donde Eduardo Rodríguez se convirtió en el sucesor de Mesa, tuvieron mucho que ver con la estrategia política del ex presidente y de su equipo", sostiene La Razón.
"En esos cálculos estuvo el posible cierre del Congreso y la convocatoria a elecciones generales, las que serían administradas por el propio Mesa, quien ya había considerado retirar su renuncia", agrega.
Vaca Díez denunció que Mesa armó una "trampa", "un corralito", contra los legisladores para obligarlos a optar por Rodríguez, y que esto se hizo evidente en una conversación a la que había tenido acceso, en la que Jorge Cortez instruía molesto a Carlos Cortez, prefecto (gobernador) de Chuquisaca, departamento del que es capital Sucre, que dejara ingresar a la ciudad a los mineros.
Horas antes, Mesa había exigido en un mensaje televisado a Vaca Díez y Cossío que no asumieran porque ello podría dar paso a una "guerra civil" ante el rechazo popular a ambos políticos, a los que se considera tradicionales y neoliberales.
Pero ya desde meses atrás era un secreto a voces que la relación de Mesa con las cabezas del Congreso era insostenible, de enconos personales.
Por su parte, el líder del Movimiento Indígena Pachakuti, Felipe Quispe, insistió el domingo en que las elecciones presidenciales son algo secundario para los indígenas de Bolivia, porque "el punto central es la nacionalización de los hidrocarburos".
Hablando en Lima, Quispe declaró a la emisora Radio Programas del Perú que su movimiento está consciente de que Rodríguez, el nuevo gobernante de Bolivia, "no quiere cumplir nada, pero habrá que ver".
Rodríguez fue nombrado el viernes por el Congreso boliviano con el mandato de convocar elecciones generales adelantadas.
Sin embargo, el veterano dirigente recordó que la demanda de la nacionalización de los hidrocarburos ha provocado la caída de dos presidentes desde 2003 y agregó que "es posible que otro gobernante pueda caer con ese planteamiento".
Quispe dijo que la única arma que le queda al pueblo boliviano es la de las movilizaciones, porque todos los gobernantes de su país han defendido los intereses del capitalismo y ningún partido apoya sus iniciativas en el Congreso.
"El indígena toda una vida va a estar allá abajo, pisoteado, discriminado, explotado y despreciado", estimó Quispe.
En ese sentido, el líder indígena justificó las protestas en las calles porque consideró que las autoridades han perdido el control en la explotación de los recursos energéticos del país andino.
"Están sacando (el gas) sin control a Brasil, Argentina y Chile. (Pero) ni el propio presidente sabe cuánto gas está saliendo, nadie sabe", afirmó.
Argentina, Brasil, Chile y Uruguay han empezado a buscar nuevas fuentes de gas para proveer a sus respectivos mercados, tras la crisis política en Bolivia, y mañana se reunirán en Lima con las autoridades peruanas para plantearles la importación del gas natural de la reserva de Camisea.