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Lula quiere limpiar su imagen

El presidente Luiz Inacio Lula da Silva prometió no rehuirá a sus obligaciones y que investigará "a fondo" las denuncias de corrupción.
24 Jun 2005 – 12:00 AM EDT
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"En momentos críticos como el actual, parece que todo se nivela por abajo. Parece que todas las personas son iguales. Pero eso son apenas apariencias", declaró Lula en un mensaje radiotelevisado a la nación. "Una investigación profunda (...) sabrá separar el trigo de la paja, el bien del mal, la verdad de la mentira. Y lo garantizo: si hubiera personas cometiendo desvíos de conducta, usaré toda la fuerza de la ley", proclamó. "El corrupto siempre debe ser castigado, y siempre de forma ejemplar. Sea quien sea, venga de donde venga, sea adversario o aliado", recalcó.

En una reunión que tuvo con la Conferencia de Obispos (CNBB), el presidente Geraldo Magella, quien presidió la visita al mandatario, dijo que el presidente está sereno y no habrá de apartarse, no lo hará, de la responsabilidad de investigar hasta el fin todo lo que se ha denunciado.

"El quiere que las investigaciones sean completas", dijo el obispo.

El vicepresidente de la conferencia, Antonio Celso Queirós, agregó que los obispos consideraban que existe un "juego político" alrededor de las denuncias y que era necesario "purificar ese juego".

Citado por la agencia de noticias Estado, el obispo dijo que todos condenaban "cualquier medida de fuerza que pueda poner en riesgo a las instituciones del país".

Los obispos entregaron al presidente una carta exhortándole a actuar contra la corrupción.

Las declaraciones de los prelados ocurrieron cuando la oposición al gobierno arrecia sus ataques originados en acusaciones de corrupción en entidades del estado y líderes oficialistas contra-atacan diciendo en que se intenta crear un ambiente de desestabilización del régimen de Lula da Silva.

El presidente se empeñó en gestar una recomposición de su equipo ministerial, con el propósito de aumentar la presencia del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).

La gestión para conferir mayor participación al PMDB estaba destinada a apuntalar las posiciones de centro en el gobierno.

Según sus allegados, el mandatario desearía formar un equipo capaz de permanecer a su lado hasta el final del mandato, en año y medio.

Lula estuvo trabajando en reuniones con asesores y con dirigentes de ese partido, pero no había indicación alguna de que hubiese concluído la recomposición de su gobierno.

Un primer síntoma de la inminencia de una nueva organización del consejo ministerial surgió cuando el Ministro de Coordinación Política, Aldo Rebelo, del partido comunista, entregó su renuncia, el jueves en la noche, según informó el propio ministro.

Poco antes, las autoridades habían informado que el mandatario cancelaba el viaje que tenía previsto a Colombia y Venezuela a partir del domingo y que había pedido a Rebelo que continuase en el cargo.

El PMDB parecía vacilante ante las insinuaciones del gobierno para que dirija otras carteras además de una que ya tiene.

El presidente de ese partido, Michel Temer, dijo que el PMDB no podría tomar decisiones dentro del plazo que el presidente querría, hasta comienzos de la próxima semana, pero que su apoyo al gobierno continuaba invariable.

"Quien sabe si el Presidente sólo quiere el apoyo del PMDB, que ya lo tiene en el congreso", dijo al ingresar al Palacio de Gobierno para una reunión.

Los afanes de Lula expresan la posición inconfortable del gobierno desde que hace tres semanas comenzó una avalancha de denuncias sobre corrupción.

El gobierno primero se había opuesto tenazmente a dar curso a comisiones del congreso para investigar las denuncias.

Luego, ante la fuerza de las denuncias que presentó un diputado hasta entonces aliado, Roberto Jeffeson, del derechista Partido Trabalhista (Laborista) Brasileiro (PTB), cambió de actitud, y dio luz verde a las comisiones investigadoras.

Simultáneamente, dimitió José Dirceu, su brazo político derecho, como ministro de la Casa Civil (Jefe de Gabinete).

Direceu ha negado haber conocido o ejecutado un esquema de sobornos a parlamentarios para que apoyasen al gobierno que ha denunciado Jefferson. Esta fue la chispa que incendió la crisis.

Lula, en un mensaje al país el jueves por la noche, dijo que ningún gobierno había combatido tanto la corrupción como el suyo y prometió castigos severos para quienes resultasen culpables después de las investigaciones en curso.

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