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Fuego mata 134 reos en cárcel dominicana

Una pelea entre pandillas en una cárcel de República Dominicana desató un incendio que dejó un saldo de al menos 134 presos muertos y 26 heridos.
8 Mar 2005 – 12:00 AM EST
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El voraz incendio se produjo durante la madrugada del lunes cuando miembros de dos pandillas que peleaban por la supremacía carcelaria prendieron fuego a sus sábanas, colchones y almohadas. La mayoría de las víctimas murieron calcinados al no poder escapar.

Se trata de la mayor tragedia carcelaria de República Dominicana después de la ocurrida el 20 de septiembre de 2002, cuando 29 presos perdieron la vida también a consecuencia de un incendio ocurrido en la cárcel Concepción de La Vega, a unos 120 kilómetros al norte de Santo Domingo, la cuidad capital.

"Acabo de llegar [desde Hato Mayor] y aquí en la puerta no me han sabido decir nada", contó Blanca Lora, quien el lunes por la tarde llegó a la cárcel de Higüey (a unos 150 kilómetros al este de Santo Domingo), en busca de información sobre su hermano, uno de los reos del plantel.

Con su rostro sin lágrimas pero con visible angustia, Lora no sabía si buscar a su hermano entre los fallecidos, los heridos o los trasladados a hospitales.

Decenas de personas de esta y otras zonas del país se amontonaron frente al hospital y caminaban entre cadáveres calcinados, muchos semidesnudos, intentando identificar a sus parientes.

En otra parte del pueblo, un ayudante fiscal leía los nombres de los sobrevivientes ante decenas de parientes que, entre llantos y críticas a las autoridades, exigen información sobre qué pasó.

Apesadumbrada, Libertad Valdés, de 24 años, esperaba sentada en un ataúd el cadáver del hermano de su esposo, Radhamés Balbuena, de 24 años, que ingresó en la cárcel de Higüey el pasado 30 de diciembre.

"Tenía dos bebés", contó Valdés, quien se lamentó de que los padres de la víctima están "muy mal" y tuvieron que ser ingresados con ataques de nervios.

El hospital de Higüey, que dispuso los cuerpos sobre lonas colocadas bajo varias carpas, empezó a entregar los fallecidos a sus dolientes en la tarde de este lunes.

Algunas imágenes sin editar pasadas por un canal local daban muestra del estado de calcinación que presentaban algunos de los cadáveres que todavía no habían sido sacados de la celda incendiada.

El gobierno municipal y organizaciones no oficiales colaboraban en la elaboración de las listas de muertos, heridos e ilesos, pero esas acciones no fueron suficientes para calmar la incertidumbre.

Las autoridades trasladaron a los ilesos hacia el otro pabellón del presidio, incrementando el hacinamiento que ya reinaba en la cárcel antes de la tragedia. Desde allí, los presos vociferan, responsabilizando a la dotación policial de turno, de que por incompetencia un simple pleito llegara a causar la muerte de 134 de sus compañeros.

La penitenciaría, colocada en el centro del pueblo, detrás del Palacio de Justicia, fue construida para una población de 180 reclusos, pero la ocupaban más de 400, denunció el obispo Nicanor Peña.

En el hospital público de la ciudad fueron internados varios de los heridos, pero el personal médico trabajó con dificultades porque familiares de algunos fallecidos y heridos trataron de penetrar al recinto, con la intención de linchar a uno de los supuestos responsables, según testigos.

"El reo conocido como El Coloso, posible causante de la tragedia, vino aquí con algunas heridas, pero luego de ser atendido la policía lo trasladó hacia Santo Domingo, para la investigación", dijo Jaime Andrés Rodríguez, director del hospital.

La riña entre dos reos se extendió a otras personas, según la Policía Nacional y el Ministerio Público. Varios presos utilizaron una mezcla con insecticidas y otras sustancias para quemar colchones de la prisión, provocando el incendio que derivó en trampa mortal para los reclusos.

El suceso ocurrió como a las 12:30 a.m. de la madrugada en un pabellón de la cárcel pública de Higüey, a unos 145 kilómetros al este de la capital dominicana, y fue producto de una pelea entre los confinados, informó Néstor Vera, jefe de Bomberos en Higüey.

Se informó también que en medio de la riña, la Policía tiró gases lacrimógenos para ver si aplacaban los ánimos entre los reos, pero no lo lograron.

El director de Prisiones de la República, general Juan Ramón De la Cruz Martínez, dijo estar llevando a cabo una revisión para conocer cuántos reclusos había en realidad en el pabellón incendiado. En un principio, se dijo que había más de 148.

No obstante, el funcionario reconoció que la cárcel estaba sobrepoblada y que al momento del fuego, el portón de salida del pabellón estaba cerrado.

"Tanto en la cárcel como en la celda donde ocurrió el incidente había una sobrepoblación", admitió sin poder precisar la capacidad de la prisión porque se le han hecho varias remodelaciones.

Los incidentes en la prisión de Higüey se iniciaron en el pabellón "Vietnam" del recinto cuando uno de los reclusos disparó repetidas veces contra un grupo de presos pertenecientes a una banda rival, precisó De la Cruz Martínez.

La Policía sofocó el incidente entre bandas como a las 11:30 p.m. de la noche del domingo, pero una hora después surgió otro encontronazo entre confinados que desembocó en el incendio, que fue controlado poco después de las 3 a.m. de la madrugada.

Helicópteros de las fuerzas armadas fueron utilizados para trasladar los heridos a hospitales de la capital, ya que los centros de salud de Higüey no daban abasto.

De la Cruz Martínez añadió que los reclusos colocaron barreras a los candados del pabellón, lo que obligó a los agentes policiales a romper un barrote de una ventana por donde sacaron con vida a unos 20 reclusos.

Por su parte, el procurador dominicano, Francisco Domínguez, calificó de "lamentable" lo ocurrido, y dijo que en estos momentos las autoridades trabajan en ofrecer información a los familiares de las víctimas.

"Es poco probable que aparezcan nuevos cadáveres porque ya los rescatistas han removido todos los escombros", dijo De la Cruz Martínez, quien explicó que entre los 26 heridos, cuatro presentan heridas de bala y seis, heridas de arma blanca.

Siete de los 26 heridos contados por las autoridades penitenciarias fueron trasladados de madrugada al Hospital Luis Eduardo Aybar, de Santo Domingo, donde recibieron atenciones por quemaduras en la piel y por afecciones respiratorias por la inhalación de humos.

El recluso José Pichardo Silverio, trasladado a ese centro médico, confirmó que el incidente tuvo su origen en la lucha por el control del penal.

"El problema comenzó porque habían dos higüeyanos que querían controlar la cárcel y nos estaban cobrando mil pesos a cada uno (unos 25 dólares) por estar ahí", sostuvo Pichardo Silverio, quien mostraba quemaduras leves en los brazos y el rostro mientras era llevado a toda prisa hacia el interior del hospital.

La versión oficial dice que el incidente de violencia comenzó cuando el recluso José Manuel Hernández Mota hirió de bala a un integrante de una pandilla rival la noche del domingo, y docenas de prisioneros comenzaron a pelear para determinar cuál de las dos pandillas tomaría el control de los confinados, dijo De la Cruz Martínez.

La pandilla que controla la prisión vende comida, cigarrillos y drogas a los otros reclusos.

El jefe de la Policía Nacional, general Manuel de Jesús Pérez Sánchez, afirmó que el recinto afectado "fue incendiado a propósito por parte de las bandas internas de la cárcel que lograron taponar el candado para que no se pudiera abrir".

Varios presos que no estaban en la celda acusaron al teniente que estaba a cargp del penal de haber atorado de manera premeditada dichas cerraduras de la celda para impedir que los presos salieran. Todo el personal que trabaja en la cárcel del siniestro está detenido para fines de investigación.

Una de las preguntas que se hacía todo el mundo era cómo era posible que los presos tuvieran armas de fuego y blancas en su poder.

Mientras los dolientes preparaban los funerales, las autoridades, encabezadas por el vicepresidente Rafael Albuerquerque, evocaron la eventual construcción de un nuevo penal, demanda que data de seis años, según Porfirio Rojas Nina, comisionado de los Derechos Humanos en el país.

La condición de las cárceles dominicanas ha sido duramente cuestionadas por grupos de activistas de derechos humanos, sobre todo tras el estreno el año pasado de La cárcel de la Victoria, el Cuarto Hombre, una película que cuenda las deplorables condiciones de vida en las prisiones del país.

El Departamento de Estado estadounidense ha señalado un serio problema de hacinamiento y de falta de control en las 35 instituciones penales de República Dominicana, que fueron construidas para albergar a unos 9 mil prisioneros pero que el año pasado tenían más de 13,500.

"Virtualmente, todas las prisiones experimentan un hacinamiento extremo", lee un informe del Departamento de Estado sobre derechos humanos, que fue divulgado la semana pasada.

"Algunas cárceles estaban totalmente fuera del control de las autoridades y estaban, en efecto, operadas por confinados armados", agrega el documento.

Un día después del motín que sesgó la vida de 134 reos en un incendio en la superpoblada cárcel de Higüey, los familiares de las víctimas continúan identificando cadáveres mientras una comisión investiga el origen de la tragedia.

En el pabellón "Vietnam" de la prisión de Higüey, 145 kilómetros al este de Santo Domingo, aún se respira el hedor de los cadáveres y se observan pedazos de colchones calcinados esparcidos por el suelo entre charcos del agua que se usó para sofocar las llamas.

Mientras, en el hospital Nuestra Señora de la Altagracia, los familiares de los presos, desechos por el dolor, identifican los cuerpos calcinados de sus seres queridos que son entregados en ataúdes.

El director regional de Defensa Civil para la zona este del país, Rafael Amiama, dijo que un equipo de siete patólogos forenses trabaja en el lugar, donde se ha habilitado una unidad móvil refrigerada para albergar los cuerpos sin vida de los reos.

Una comisión encabezada por el procurador de justicia dominicano, Francisco Domínguez, e integrada por el ministro de Interior, Franklin Almeyda, y el jefe de la Policía, Manuel de Jesús Pérez, se reúne hoy para investigar las causas del siniestro, la mayor tragedia de la historia penitenciaria de este país.

Almeyda reconoció el "retroceso" que ha experimentado el sistema de prisiones del país y el insuficiente presupuesto dedicado a las cárceles, calificadas como "almacenes de personas" por el Comité dominicano de los Derechos Humanos.

También el comisionado de los Derechos Humanos, Domingo Porfirio Rojas Nina, había advertido a las autoridades de que el penal era comparable con "un infierno en la tierra y cementerio de hombres vivos".

La cárcel de Higüey, en la turística costa este, albergaba 426 presos en el momento del incendio, cuando estaba preparada para sólo un centenar.

Uno de los presos sobrevivientes recordaba hoy con dolor lo sucedido en esa madrugada en declaraciones a una popular emisora local.

"Todavía siento el humo de la bomba (lacrimógena) en la garganta. Estoy muy mal", dijo el reo desde el pabellón "México" de la cárcel al programa radial "El Gobierno de la mañana".

Según los testimonios de los presos, antes de producirse el incendio, los policías arrojaron gases lacrimógenos para sofocar el enfrentamiento entre las bandas rivales.

"Estaba durmiendo, oí disparos y a los 20 minutos cayó una bomba que nos estaba asfixiando a todo el mundo (...) Quiero que me saquen de aquí", agregó.

Entre los muertos en el motín figuran el dominicano Joel Pérez y el haitiano Eliseo Colen, dos de los implicados en la supuesta violación de decenas de niños en un albergue del municipio San Rafael del Yuma, cercano a Higüey.

En el siniestro también murieron los puertorriqueños Edwin Adams Cotto y Arod Levy III, sentenciados por tráfico de drogas junto a la periodista puertorriqueña Laura Hernández.

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