La polícia brasileña comenzó la incineración de las 42 toneladas de droga que fueron decomisadas en Rio de Janeiro.
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Las drogas incautadas son principalmente marihuana, cocaína y crack. Los reportes indican que 33 toneladas son de marihuana.
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El lugar donde se llevó a cabo esta quema de drogas fue en la Compañía Siderúrgica Nacional (CSN), que prestó los hornos para la destrucción, ubicada a 130 km (80.77 millas ) de Río de Janeiro.
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La acción policial con apoyo de blindados militares conquistó la Vila Cruzeiro y produjo la fuga desesperada de aproximadamente 200 narcotraficantes hacia el Alemao.
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Este es el operativo más fuerte de la historia de Río de Janeiro, con al menos 2,600 hombres incluyendo policías de élite, apoyados por militares con blindados y helicópteros.
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Luiz Inácio Lula da Silva señalo el pasado lunes que 'este es el principio de una guerra que seguramente ganaremos contra el crimen organizado' y ratificó que mantendrá su política de seguridad en todo el país.
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El gobierno local de Río de Janeiro instaló una sede de la Unidad de Policía Pacificadora (UPP), con el objetivo de librar a los barrios de la localidad del dominio de las bandas narcotraficantes.
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Más de 228 agentes según el alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, y el gobernador Sergio Cabral, serán los encargados de garantizar la paz a los habitantes.
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Cabral, ratificó que 'mientras no haya paz no se conquista el estado democrático'.
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El gobierno resaltó el refuerzo de los soldados del Ejército para garantizar el orden público e impedir la formación de nuevos grupos de delincuentes.
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La presidente electa, Dilma Rousseff, apoyó la participación de las Fuerzas Armadas en la incursión en las favelas dominadas por el narcotráfico y respaldó la continuidad de los patrullajes militares en el lugar, según dijo el gobernador de Río de Janeiro.