Argentina: disturbios por caso Cromañón
"Por supuesto apelaremos la medida y vamos a seguir peleando. La
lucha va a seguir hasta que las cosas cambien, no solo la
sentencia", dijo a la prensa José Iglesias, abogado querellante y
padre de una de las víctimas del incendio de la discoteca República
Cromañón el 30 de diciembre de 2004.El letrado dijo que no se puede explicar por qué los músicos de
la banda de rock Callejeros fueron absueltos hoy por el tribunal
oral que durante un año sustanció el juicio por el incendio de la
discoteca.Los músicos fueron absueltos pese a que la fiscalía había pedido para ellos 15 años de prisión y en el momento en que se difundió la sentencia estallaron incidentes y choques en la calle, donde se había realizado una vigilia desde el martes."Hay que ser un criminal para decir que yo maté a esos 194 chicos", se había defendido antes de la audiencia Chabán, el excéntrico empresario de 57 años que manejaba el local.20 años de prisiónEl tribunal condenó en cambio a 20 años de prisión al
administrador del local, Omar Chabán, y a 18 años de cárcel al
representante de Callejeros, Diego Argañaraz, y al ex policía
federal Carlos Rubén Díaz, responsable de la comisaría de la zona de
la discoteca.En el juicio por el mayor siniestro en la historia del país, Chabán fue considerado responsable de "incendio doloso" en el local República Cromañón, donde hubo además 1.400 lesionados y se apiñaban unos 3.000 fanáticos del grupo roquero Callejeros, un número superior al permitido por la habilitación.Los jueces también condenaron a dos años de prisión a dos ex
funcionarias municipales que trabajaban en el área que otorgaba las
habilitaciones de las discotecas en el momento de la tragedia.En tanto, Raúl Villarreal, mano derecha de Chabán, fue condenado
a un año de prisión en suspenso por ser considerado partícipe
secundario de cohecho, pero fue absuelto por los delitos de
homicidio y estrago doloso."Aquí hubo 15 imputados. Uno puede admitir algunas absoluciones y
algunas penas bajas. Esto es un escándalo. No se hizo justicia de
ninguna manera", afirmó Iglesias, quien dijo sentirse "frustrado".Por su parte, Martín Gutiérrez, abogado de la banda de rock,
consideró que "no había otra posibilidad de generar una decisión
judicial desde la racionalidad, basada en los hechos, en la prueba
objetiva, si no era la absolución de Callejeros"."No creo que la absolución sea revocada en la Cámara de Casación
Penal", apuntó el letrado sobre el tribunal de alzada que revisará
el fallo.
Centenares de indignados manifestantes intentaron entrar por la fuerza al Palacio de Tribunales, en pleno centro, mientras otros festejaban por la absolución de los músicos."No se hizo justicia, de ninguna manera. Este día es negro, me siento frustrado", dijo José Iglesias, padre de uno de los jóvenes muertos en la tragedia y abogado querellante.La querella había pedido 22 años para la banda Callejeros como organizadores del concierto junto con Chabán y como instigadores del uso de bengalas que iniciaron el fuego.El Tribunal favoreció a los músicos por "el beneficio de la duda", según el texto del fallo.Indignación de familiares"La absolución de Callejeros es una provocación. (Los músicos) son unos provocadores por la forma de seguir cantando, de reírse", dijo otro padre al recordar que la banda siguió dando conciertos aún durante el juicio.El fallo produjo escenas de llanto, dolor y gritos de familiares y allegados dentro de la sala del Tribunal, que fue desalojada por orden de los jueces, mientras que en la calle se desataba una batalla campal con la policía, sin saldo de heridos o detenidos.Los condenados seguirán en libertad hasta que la condena quede firme en la cámara de apelaciones.La tragedia ocurrió la noche del 30 de diciembre de 2004 cuando algunos espectadores lanzaron bengalas --una práctica por entonces habitual en conciertos de rock-- y se desató un incendio que causó la muerte o lesiones por asfixia e inhalación de sustancias tóxicas.Una ancha puerta de escape estaba clausurada aquella noche y la de emergencia no daba abasto, lo que convirtió el recinto en una trampa mortal.Los familiares recordaron a los muertos encendiendo cirios y coreando los nombres de cada uno de ellos, frente al Palacio, cerrado con vallas metálicas y custodiado por unos 300 policías con cascos, escudos y carros hidrantes.Un sector de familiares ató a las vallas decenas de 'zapatillas' (calzado deportivo) de las víctimas de aquella noche y colgaron sus fotos, que estuvieron cinco años amarradas al santuario artesanal que levantaron frente a la cerrada calle donde funcionaba el local.