El gobierno mexicano reforzó la presencia militar y de policías federales en los estados norteños de Coahuila y Durango, dos lugares donde las autoridades locales han mostrado una "debilidad institucional" para hacer frente a un repunte de actividades criminales.
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Las fuerzas federales estarán bajo el mando del comandante de la región militar ubicada en esa área.
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En Durango, estado vecino a Coahuila, autoridades descubrieron en las últimas semanas fosas clandestinas de las que han sido recuperados 146 cuerpos, en hechos que se presume estaría involucrado el crimen organizado.
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Diversas zonas del país han sufrido en los últimos años un repunte de la violencia, sobre todo la vinculada al narcotráfico, que se ha traducido en más de 34.600 muertos desde diciembre de 2006, cuando el presidente Felipe Calderón lanzó una ofensiva contra el crimen organizado.
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El mandatario ha insistido que se necesita la corresponsabilidad de las autoridades estatales y para ello es necesario que depuren a sus policías, muchas de las cuales se han visto corrompidas por los carteles de las drogas.
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Unos 45 mil militares y varios miles de policías federales se mantienen desplegados en varios estados del país para combatir al crimen organizado.
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En la zona noroeste del país, el ejército arrestó a una cabecilla del cártel de Sinaloa, informó la Procuraduría General de la República en un comunicado.
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El detenido, César Villagrana Salazar, fue presunto jefe de las localidades de Santa Ana y Magdalena de Kino en el estado de Sonora por más de un año después de que su primo, José Inés Vázquez Villagrana, fue detenido en febrero de 2010.
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El gobierno lo acusa de delincuencia organizada, por lo cual fue enviado a la prisión de máxima seguridad de El Altiplano.