Planeta
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La razón por la que no hay dos copos de nieve iguales en la Tierra
Un copo o cristal de nieve no es lluvia congelada, sino que se forma cuando el vapor de agua en la atmósfera se congela directamente sin pasar por su fase líquida. A medida que más vapor se condensa sobre el cristal, éste crece y se diversifica formando los curiosos patrones que conocemos y otros que no. Pero: ¿por qué no hay dos iguales en el mundo? Aquí le explicamos.

Cuando comúnmente decimos ‘copo de nieve’, en realidad nos podemos estar refiriendo a un cristal de nieve -comúnmente una estructura hexagonal- o cualquier cosa helada que cae de las nubes que suele ser una aglomeración de cristales.
Alexey Kljatov
Los copos en realidad no son todos perfectamente simétricos como los dibujamos. El tipo más común de cristales que se pueden encontrar, por mucho, son irregulares.
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Los cristales de nieve se forman en tres pasos. El faceteado, donde se forma la superficie plana inicial del copo; la ramificación, en que crecen las extensiones desde cada ángulo; y el afilado, proceso por el que se afinan las ‘ramas’ creadas.
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Un cristal de nieve se va formando mientras va dando tumbos por dentro de las nubes. En este transcurso, los cambios en temperatura y humedad definen la forma final que este va a tener.
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También, las diferencias entre cada copo depende de cómo se dispersan las moléculas de agua suspendidas en el aire que rodean al cristal en formación y cómo éstas se pegan o no a la superficie del hielo.
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Como ningún copo puede haber pasado por las mismas partes de las mismas nubes a exactamente las mismas condiciones de humedad y temperatura, es por eso que ningún copo puede ser idéntico a otro.
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Recientemente se ha descubierto que cada vez que se forma un cristal de nieve , las complejas reacciones químicas que se producen en la superficie del hielo de los mismos resultan en que liberen sustancias que reducen el ozono cuando los copos alcanzan el suelo.
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La razón por la que la mayoría de los copos de nieve tienen seis puntas es por la geometría de la molécula de agua y los ángulos en los que éstas se unen entre sí al cristalizarse: en forma de enrejado.
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Aunque es cierto que no existen dos copos de nieve que sean idénticos, sí hay sistemas de clasificación para identificarlos de acuerdo a su forma. El más clásico y simple los divide en 7 tipos: planos, estrellas, columnas, columnas cubiertas, dendritas, agujas y formas irregulares.
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Tras su primer clasificación en siete tipos, se han creado varios sistemas más para describir a los cristales de nieve, algunos nombrando hasta más de 100 tipos diferentes. En ellas se dividen de clases más detallada con nombres como placas partidas y cruzadas, formas triangulares o balas aisladas.
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