Las islas Feroe o islas Feroé son un pequeño archipiélago que se ubica en el Atlántico Norte, entre Escocia, Noruega e Islandia. Son un país autónomo dentro del Reino de Dinamarca, pero no pertenecen a la Unión Europea. Allí ocurre anualmente uno de las masacres animales más controversiales.
Fotografía tomada en noviembre del 2011.
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Según los pobladores, se trata del llamado "grindadráp", un momento del año donde algunas ballenas llegan solas a morir a la costa y entonces ellos las aprovechan: les golpean la cabeza para matarlas y las destazan. Lo cierto es que las imágenes muestran que las persiguen hasta que encallan y no que lo hacen 'voluntariamente', como ellos han dicho. "Ellos dicen que se hace desde la época de los vikingos", explica Karina Citera, argentina que vive en este país.
Fotografía tomada en noviembre del 2011.
REUTERS/Andrija Ilic
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Los pobladores de las islas Feroe o islas Faroe conocen del repudio mundial contra esta práctica, pero se defienden diciendo que este es un evento “legendario y tradicional”, pues hay registro de que lo practican desde 1584 en este pequeño archipiélago de origen volcánico. Organizaciones como la ambientalista Sea Shepherd califican esta práctica como una "atrocidad".
Fotografía tomada en julio de 2010.
iStock
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Tras una emboscada comunal las ballenas piloto encallan y son sacrificadas. Sin embargo, las
publicaciones locales en faraonés, dialecto de la zona, solo dan reporte del avistamiento de 50 a 100 ballenas pilotos, pero no de la muerte de ninguna de ellas.
Fotografía tomada en julio de 2010.
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La ballena piloto es una especie de cetáceo destaca por su nivel de inteligencia. Estudios publicados en revistas como
Marine Mammal Science y
Nature confirman sus habilidades mientras especialistas aseguran que son criaturas muy sociales. A menudo forman grupos de más de 100 individuos. Por eso no es sorpresa que encallen y mueran con sus grupos familiares.
Fotografía tomada en julio de 2010.
REUTERS/Andrija Ilic
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“El impacto de estas prácticas es alto, ya que esta especie tiene, así como también otros cetáceos, una estructura familiar y social compleja. Lo que hace que la matanza de un individuo clave impacta en el resto de la población”, explica Vanesa Tossenberger, de la organización
Whale and Dolphin Conservation(WDC, por sus siglas en inglés). Tossenberger
es un bióloga y ha trabajado en la conservación de ballenas y los delfines desde 1992. Según ella, actividades como estas continúan porque la gente que las lleva a cabo dice que tienen derechos y que nadie se los puede quitar. Fotografía tomada en julio de 2010.
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La cacería de ballenas piloto en Dinamarca se encuentra regulada por las autoridades de las Islas Feroe, pero no es aprobada por la Comisión Ballenera Internacional (CBI). La comunidad aprovecha todo su cuerpo en diferentes productos: la carne, la grasa, la piel. No es cacería comercial, aducen los defensores de la práctica.
Fotografía tomada en noviembre del 2011.
REUTERS/Andrija Ilic
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En agosto del 2015, manifestantes protestaron en Estrasburgo, Francia, contra la cacería de ballenas y el encarcelamiento de miembros de la tripulación de Sea Shepard que defendía esta causa en el lugar.
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"Es exactamente este tipo de atrocidades las que las autoridades de Dinamarca y las Islas Feroe están tratando de encubrir al negarle las tripulaciones de a Sea Shepherd y otras organizaciones ambientalistas la entrada al archipiélago. Y esta es exactamente la razón por la que continuamos empujando el creciente impulso mundial para poner fin a esta práctica sangrienta y brutal", asegura Geert Vons, de Sea Shepherd en su
página web. Fotografía tomada en julio de 2010.