Al menos 300,000 puertorriqueños han llegado a Florida desde el paso de la tormenta en septiembre y muchos de ellos continúan viviendo temporalmente en hoteles. Autoridades estatales y federales juntan esfuerzos para administrar la afluencia de los afectados, lo que impactando en los presupuestos de Educación, Vivienda y las listas de votantes en las comunidades donde se han asentado.