Militares, policías, voluntarios y hasta migrantes centroamericanos están presentes en las zonas de desastre, principalmente en los estados de Chiapas y Oaxaca, donde el sismo de intensidad 8.2 provocó los principales daños en la madrugada del pasado viernes. Algunos habitantes de las comunidades más alejadas han reportado que el apoyo sigue siendo insuficiente.