Blake Wilkins y Perry Colato fundaron Redline para dar servicio a las personas que no quieren "mancharse las manos" exterminando ejemplares de la especie iguana verde en su propio jardín, pero están hartos de recoger a diario sus excrementos en la piscina o de tener que ahuyentarlas de los lugares más recónditos de su casa.
Crédito: Antoni Belchi/EFE
Crédito: Antoni Belchi/EFE
"Aquí hay mucho terreno y no hay nada que limite su procreación, por lo que están destruyendo los paisajes y acelerando el proceso de erosión de algunas zonas", advirtió Wilkins, mientras sostenía entre sus brazos una de las iguanas que había capturado esa mañana. Crédito: Antoni Belchi/EFE
A principios de julio la Comisión de Conservación de Fauna y Flora de Florida (FWC) difundió un comunicado en el que alentaba a los ciudadanos "a matar iguanas verdes en su propiedades siempre que sea posible". Eso sí: pedían hacerlo de manera rápida y con el menor "sufrimiento". Crédito: Antoni Belchi/EFE
Las autoridades recomiendan el uso de escopetas de aire comprimido o un golpe con un objeto contundente, pero no permiten congelarlas vivas, quemarlas, ahogarlas o envenenarlas. Aunque no es una especie protegida sí está cubierta por las normas contra la crueldad animal. Crédito: Antoni Belchi/EFE