En el pasado muchas fueron plagas devastadoras, pero actualmente están restringidas a zonas tropicales de África, América Latina, Asia y el Medio Oriente donde afectan principalmente a las personas que viven en condiciones de extrema pobreza, sin acceso a agua potable. Su impacto es sustancial: un sexto de la población mundial sufre al menos una de ellas. La meta es erradicar al menos diez antes de 2020. La OMS ha dado pasos para alcanzarla.