Qué niño no ha temido el mes de septiembre, el fin del verano y el regreso a la escuela. Pero para algunos niños, el regreso a clases les produce un nivel de miedo que los inmoviliza, dando lugar a lo que se conoce como fobia escolar (school refusal-behavior).
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Sin embargo, en aproximadamente dos tercios de los casos, un problema psiquiátrico, por lo general un trastorno de ansiedad, es la causa, según una investigación dirigida por Christopher A. Kearney, profesor y director de la formación clínica en la Universidad de Nevada, Las Vegas, informó The Wall Street Journal, es una nota especial.
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En cualquier lugar del 5% al 28% de los niños presentan cierto grado de fobia escolar en algún momento, incluyendo el absentismo, según el Dr. Kearney, una autoridad líder en el comportamiento, y otros expertos. Para los niños con este problema, el miedo es real y les puede tomar algún tiempo en superarlo. Las familias pueden tener dificultades durante meses para ayudar al niño a volver a las aulas. Ignorar el problema, o no tratar con él por completo, puede causar dificultades más serias posteriormente.
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La fobia escolar no es sólo un fenómeno en EE.UU., investigadores de Francia a Finlandia lo han estudiado, y Japón ha llamado especialmente su atención, ya que es un país conocido por tener un sistema educativo académicamente riguroso.
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Los niños están expuestos a mayor riesgo cuando entran a una nueva escuela, y sobre todo al entrar en la escuela media. "Es la tormenta perfecta con el inicio de la pubertad, una tremenda transición y un ambiente académico mucho más salvaje," dice el Dr. Kearney.
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Los padres bien intencionados pueden empeorar las cosas, dicen los psicólogos, al permitir que un niño ansioso falte a la escuela, o asistir con ellos al instituto como voluntario en el aula. Estas situaciones envían el mensaje de que la escuela es muy fuerte para que el niño lo pueda manejar solo y que el miedo es justificado.
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Sin tratamiento, un niño con comportamiento de fobia escolar es probable que queden rezagados académicamente, lo que puede conducir a una mayor ansiedad y causar consecuencias a largo plazo. Un estudio publicado en Comprehensive Psychiatry que analizó y dio seguimiento a pacientes tratados durante 12 años por fobia escolar reveló, que de 20 a 29 años más tarde estos pacientes utilizaron más tratamientos psiquiátricas, y vivieron con sus padres con más frecuencia que el grupo de comparación.
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Algunos niños con este conflicto de ansiedad no resuelto pueden pasar a auto-medicarse con alcohol y drogas. Así lo indica un estudio realizado en 2004 en el Diario de Consultoría y Psicología Clínica que le dio seguimiento a niños de 9 a 13 años de edad que fueron tratados por un trastorno de ansiedad. Siete años después del tratamiento, los que todavía tenían el trastorno, bebían alcohol más días al mes y eran más propensos a usar marihuana que aquellos cuya enfermedad se había resuelto.
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La fobia escolar "tiene al niño fuera de su curso de desarrollo", dice Anne Marie Albano, profesora asociada de psicología clínica y psiquiatría de la Universidad de Columbia, Nueva York. "Ellos no van a crecer de una manera apropiada para su edad".
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Los niños con fobia escolar pueden tener ansiedad de separación, miedo de estar lejos de sus padres, una fobia social, un miedo desmedido a ser juzgado, llamado en clase o a que se burlen de ellos. Puede tener una fobia específica: miedo a viajar en el autobús, caminar cerca de un perro o estar fuera de casa en una tormenta. Otros niños están deprimidos, en algunos casos no puede ni levantarse de la cama.
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Debido a que muchos niños se quejan de dolores de cabeza, de estómago u otros síntomas físicos, puede ser difícil saber si es a causa del problema de ansiedad o de alguna enfermedad física. Un indicador importante de que es síntoma de la fobia escolar suele ser, que por arte de magia las dolencias desaparecen los fines de semana.
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En febrero de 2009, el hijo menor de Kathy Jones, Garrett, de 10 años, empezó a quejarse de dolores de cabeza. Los médicos le prescribieron medicamentos para la migraña, pero no le ayudaron y Garrett comenzó a faltar a la escuela. En abril, ella había dejado su trabajo e iba a la escuela con su hijo y colocaba una silla al lado de su escritorio.
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La terapia cognitivo-conductual, en la que los pacientes aprenden a cambiar los pensamientos negativos y la conducta, es el principal tratamiento para la fobia escolar y los trastornos de ansiedad que a menudo la sustentan. La técnica principal es la terapia de exposición, donde los niños poco a poco enfrentan y dominan sus miedos. La Sra. Jones llevo a su hijo a la Child School Refusal and Anxiety Disorders Clinic en la Universidad de Nevada.
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En abril de 2010, Garrett estaba de regreso en la escuela de tiempo completo. Hasta ahora, en este año, se ha perdido un solo día, asegura la Sra. Jones. Los antidepresivos como Zoloft (sertralina) o Prozac (fluoxetina) a menudo se receta a niños con trastornos de ansiedad, aunque su uso en niños es controvertido.
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