El ataúd de la reina Isabel II fue trasladado a caballo desde el Palacio de Buckingham hasta Westminster. Sus hijos siguieron a pie el féretro y también lo hicieron sus nietos, el príncipe William y Harry. Las autoridades recomendaron a quienes hacen largas filas para despedirse de la monarca que lleven agua para hidratarse, protector solar y otras medidas para poder soportar la espera que puede llegar a ser hasta de 30 horas.
Lee más información sobre los actos fúnebres por la muerte de Isabel II.