Crisis en Venezuela
1/15
2/15
3/15
4/15
5/15
6/15
7/15
8/15
9/15
10/15
11/15
12/15
13/15
14/15
15/15
"Yo debí nacer rica para poder comprarme un riñón": pacientes de diálisis sufren por los continuos apagones en Venezuela (fotos)
La crisis económica y los continuos apagones han afectado los tratamientos de los enfermos renales venezolanos y algunos centros de salud privados cobran hasta unos 70 dólares por una sesión de diálisis de tres horas, el equivalente a un año de salario mínimo. Especialistas aseguran que años de corrupción e incompetencia hicieron colapsar el sistema de salud del país caribeño.
"Yo debí haber nacido rica para poder comprarme un riñón", dijo a Reuters Aidalis Guanipa, una de los 11,000 pacientes de diálisis en Venezuela, tratamiento que se ha visto afectado por los frecuentes apagones. En la fotografía Guanipa posa acostada sobre las flores que caen en su casa en La Concepción, al oeste de Maracaibo, la segunda ciudad de Venezuela y una de las más afectadas por los cortes de energía.
Ueslei Marcelino/ReutersSegundos antes de que William López fuera conectado a una máquina de diálisis, el servicio eléctrico volvió a fallar en Maracaibo. En la fotografía, López espera que el corte cese para hacer su tratamiento. "Me da de todo cuando se va la luz, me dan ganas de llorar de la impotencia que siento (...) necesito hacerlo, porque me siento muy mal", dijo López a la agencia Reuters.
Ueslei Marcelino/ReutersUna enfermera espera que se reestablezca el servicio eléctrico mirando su móvil. La falta de diálisis, el tratamiento que elimina las toxinas que se acumulan en la sangre de las personas cuando sufren insuficiencia renal, hace que López, de 45 años se sienta mareado y con náuseas. Como cualquier paciente renal crónico, podría morir si pasa demasiado tiempo sin atención.
Ueslei Marcelino/ReutersUna de las ciudades más golpeadas es Maracaibo, donde las interrupciones del servicio eléctrico duran más de 10 horas al día. Los cortes de luz también afectan el bombeo de agua corriente y sin agua no se puede hacer la diálisis, un proceso que requiere de 120 a 140 litros de agua purificada por una sesión.
Ueslei Marcelino/ReutersElimenes Fuenmayor, de 65 años y enfermo renal, recibe ayuda de sus hijos para ir a un centro de diálisis durante un apagón en Maracaibo. Con el fin de recuperar la infraestructura eléctrica, el gobierno de Nicolás Maduro aplicó un plan de cortes programados de tres horas que excluyó a la capital, Caracas y a otros dos estados, Vargas y Delta Amacuro; pero en el interior del país la falta de energía supera esas horas previstas.
Ueslei Marcelino/ReutersFuenmayor, a la derecha, saluda a otro paciente renal mientras espera por que regrese la electricidad. Algunos centros privados de diálisis de esta ciudad cobran hasta 70 dólares por una sesión de tres horas, dijo Antonio Briceño, un paciente de 48 años de edad. Eso equivale a casi un año de salario mínimo
Ueslei Marcelino/ReutersMaduro culpa de los problemas en la salud y a la crisis eléctrica a las sanciones impuestas por EEUU. Pero especialistas señalan que el deterioro obedece a la corrupción e incompetencia que el gobierno se ha negado a reconocer. En la fotografía una paciente renal mientras espera que llegue la energía en un centro de dialisis en Maracaibo.
Ueslei Marcelino/Reuters"Sin riñones que funcionen la persona no orina o lo hace muy poco y sin orinar no se desechan las toxinas que se acumulan en el cuerpo", dijo la doctora Beatriz Rosales del Hospital Universitario de Maracaibo. Los líquidos acumulados en el cuerpo pueden irse a los pulmones y provocar un paro respiratorio. En la fotografía un grupo de pacientes renales esperan el regreso de la electricidad frente a un centro de diálisis en Maracaibo.
Ueslei Marcelino/ReutersLesbia Ávila, en la imágen recibiendo el tratamiento, se despertó una mañana sintiéndose mal después de recibir solo una hora y 40 minutos de diálisis. El día anterior, debido a la falta de energía, las máquinas no funcionaron en el centro de salud al que asiste en Maracaibo. El tratamiento regular que debe recibir un paciente de este tipo en una máquina de diálisis es de tres o cuatro horas, tres veces a la semana.
Ueslei Marcelino/ReutersÁvila siente que se asfixia cuando no recibe el tratamiento completo. "Le pido a Dios que el día que me vaya a morir no sea ahogada", dijo Ávila, de 53 años, mientras descansaba en una hamaca en su casa en un barrio en el oeste de Maracaibo.
Ueslei Marcelino/Reuters"Me siento mal", agregó Ávila con voz apagada, mientras su esposo le arrima a los pies una gaveta vieja de una nevera para que vomite. Poco después, se recuperó. Dice que en el centro de salud al que asiste solo 18 de las 35 máquinas de diálisis están funcionando.
Ueslei Marcelino/ReutersLos hospitales públicos de Venezuela durante años han brindado tratamiento de diálisis gratis debido a los altos ingresos petroleros y el gasto público, pero cuando la crisis se agudizó, por la caída del precio del crudo y luego de la producción petrolera, ese servicio se vio afectado y ya no todas las máquinas están operativas, dicen médicos. En la fotografía los pies de Elimenes Fuenmayor, esperando que llegue la electricidad junto a su nieto.
Ueslei Marcelino/ReutersLa situación es similar en las 136 clínicas estatales de diálisis en todo el país, dice Carlos Márquez, presidente de la Sociedad Venezolana de Nefrología. Muchas de las 1,600 máquinas del país no están funcionando, señala. En la fotografía, Aidalis Guanipa recibiendo diálisis. Por su padecimiento renal desde los 17 años no pudo culminar sus estudios.
Ueslei Marcelino/ReutersDía de por medio, Guanipa viaja dos horas en transporte público para recibir su tratamiento que muchas veces es incompleto por las fallas eléctricas. El Ministerio de Salud venezolano no publica cifras oficiales.
Ueslei Marcelino/ReutersGuanipa tiene 25 años, y junto a su abuela Aída, de 83, comparten los gastos de la casa. Las entradas de dinero son dos: la pensión de su abuela y la venta de dulces caseros. "No quiero morir ahogada como me siento ahorita (...) tengo dos días que no me dializo porque no había luz. Sentir este ahogo es horrible, tengo miedo a morir", agregó.
Ueslei Marcelino/ReutersRelacionados:
