La crisis económica y los continuos apagones han afectado los tratamientos de los enfermos renales venezolanos y algunos centros de salud privados cobran hasta unos 70 dólares por una sesión de diálisis de tres horas, el equivalente a un año de salario mínimo. Especialistas aseguran que años de corrupción e incompetencia hicieron colapsar el sistema de salud del país caribeño.