El gobierno mexicano busca calmar el descontento por el desabastecimiento de combustible en varios estados del país, generado tras una ofensiva para combatir el robo de gasolina que el año pasado alcanzó los 3,000 millones de dólares. De prolongarse en el tiempo las dificultades de abasto, numerosas actividades cotidianas se podrán ver en riesgo y las pérdidas económicas, especialmente en las grandes ciudades, pueden ser millonarias.