El gobernador de California, Gavin Newsom, busca una ambiciosa reforma para la prisión de San Quentin. Pretende invertir 360 millones en transformarla en un centro educativo, generando debate sobre su viabilidad en medio del déficit presupuestario de 32 mil millones. La propuesta impulsa un enfoque educativo sobre el castigo, cambiando el deteriorado edificio por aulas y cafeterías. Sin embargo, críticos cuestionan la falta de transparencia en el proceso y la prioridad otorgada a la reforma penitenciaria en tiempos financieros tan difíciles. Newsom espera que el proyecto esté listo antes de dejar el cargo en diciembre de 2025, pero ha enfrentado resistencia política. La falta de inclusión de legisladores y el secreto en las reuniones del consejo asesor han generado preocupaciones y división en torno a esta transformación.