La familia Kimball de San Antonio creó One Common Thread, una organización sin lucro que da trabajo a mujeres hondureñas haciendo hexágonos de tela que después se vuelven artesanías hechas colchas.
Da trabajo a mujeres hondureñas por medio de una organización sin lucro en San Antonio
Los Kimball vivieron durante 3 años en San Pedro Sula, una de las zonas más violentas y empobrecidas de Honduras y conocieron a mujeres que hoy forman parte de la organización.

Los Kimball durante 3 años vivieron en San Pedro Sula, una de las zonas más violentas y empobrecidas de Honduras.
Actualmente 100 mujeres están haciendo pequeñas piezas hexagonales para edredones que se venden en línea a través de One Common Thread que fue fundada por Courtney y su hermana, Kym Frey de Utah.
Todas las ganancias de las colchas se envían a Honduras. Solo el 8 por ciento se destina a cubrir los costos. El 100% de las donaciones se envían a las mujeres hondureñas.
Sin embargo, dado que viven en una zona de conflicto y violencia, Courtney asegura que les paga una tarifa base para que las pandillas no puedan extorsionarlas.
Y además les pagamos con recursos con cosas que las pandillas no pueden robar. Pisos de concretos, techos, cosas que eleven su estándar de vida. Y lo más importante, educación. Porque una pandilla no puede robar la educación”, aseguró a Univisión.
Todo empezó al conocer a las mujeres hondureñas
En el 2017, Courtney, su esposo Trent y 6 de sus 9 hijos, se mudaron a Honduras. Buscaban expandir su negocio de vehículos blindados.
Courtney Kimball dijo que durante el primero año no quería salir de la seguridad del departamento por miedo a la violencia.
Veíamos terribles videos y leíamos artículos en línea sobre San Pedro Sula y lo peligroso que era. Lo admitiré, tenía mucho miedo”, dijo Kimball.
Entonces su esposo le dijo que se quedarían un periodo aún más largo de lo que habían pensado.
“Decidimos quedarnos y decidí que tenía que cambiar mi actitud y ver de qué forma podíamos ayudar”, dijo.
Así conoció a Skarleth, de 13 años, quién le preguntó cómo podía hacer $5. Durante ese tiempo hacía una colcha de bodas para su hija y se le ocurrió enseñarle a Skarleth cómo hacer las pequeñas piezas hexagonales.
La niña cortaba y cosía los hexágonos y en pocos días hizo 500 piezas. Según Courtney le pagó a la niña $20.
“Su padre en ese momento ganaba alrededor de $ 30 por semana”, dijo.
Skarleth vivía en el barrio marginal junto al río, una zona con pobreza extrema. Después de ella, la madre, las amigas y vecinas empezaron a llamar a Courtney para ofrecerles hacer lo mismo.
“Les dije a las mujeres esto es parte de ti y es parte de mí y vamos a hacer la inversión juntas. Yo hare la inversión financiera para empezar esto y tú harás la inversión del trabajo de campo”, aseguró Kimball.
Y agregó: “Así que les di todos los suministros, empezaron a coser, y trajimos las colchas de nuevo a Estados Unidos y así empezó Onecommonthread.org”.
Ahora el número de mujeres que hacen hexágonos se ha multiplicado y los Kimball están marcando la diferencia.
“En muchos lugares donde hay pobreza, hay sistemas que piensan que una persona es menos que tu perro, que tu animal. Los niños no tienen derechos, las mujeres no tienen derechos”.
Kimball asegura que la gran mayoría de los crímenes que se comenten en contra de mujeres en los países con pobreza, nunca son investigados en corte en el sistema de justicia. “Eso las hace sentir sin esperanza”, aseguró.
Así que ella nunca imaginó que además de ayudar a las mujeres hondureñas a tener un trabajo seguro y un ingreso para sus comidas y gastos, surgiría algo inesperado.
“El efecto secundario fue la autoconfianza y la autoestima y el empoderamiento que estas mujeres empezaron a sentir”, dijo.