Muere a los 41 años Juan Pedro Franco, el mexicano que llegó a ser el hombre más obeso del mundo

Franco, que obtuvo un récord Guinness en 2017 por pesar más de 1,300 libras, había conseguido disminuir su peso hasta las 400 libras tras un largo proceso de recuperación.

Video Conoce la historia de Juan Pedro Franco, el hombre más obeso del mundo

El mexicano Juan Pedro Franco, quien llegó a ser reconocido como el hombre más obeso del mundo, murió el pasado 24 de diciembre a los 41 años de edad, según confirmó este lunes su equipo médico.


“En los últimos días, su estado de salud se vio comprometido a causa de una infección renal que evolucionó con complicaciones sistémicas, lo que derivó en su fallecimiento mientras se encontraba hospitalizado” en el estado de Aguascalientes del que era originario, señaló el doctor José Antonio Castañeda.

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“Es importante saber que haber vivido durante muchos años con obesidad extrema implica un mayor desgaste para el organismo y una mayor vulnerabilidad ante distintos eventos de salud, sin que ello permita establecer relaciones causales específicas en este caso”, le dijo el cirujano bariatra a Univision Noticias.

Franco obtuvo en 2017 el récord Guinness por ser el humano vivo con mayor peso en aquel entonces, tras alcanzar los 595 kilos (unas 1,311 libras).

Desde entonces, y tras haber pasado ocho años postrado en cama debido a su peso y a varias complicaciones asociadas, Franco emprendió un proceso de recuperación impulsado por dietas e intervenciones quirúrgicas, que le permitieron volver a caminar y realizar actividades que durante mucho tiempo le habían resultado imposibles.

Video Juan Pedro era 'el hombre más obseso del mundo', pero bajó 500 libras y recupera su salud poco a poco


En 2020, incluso logró superar un contagio de covid-19, pese al alto riesgo que suponía su condición de salud previa y que reflejó el impacto de la mejoría alcanzada en los años anteriores. Su madre, que vivía con él y que se contagió a la vez, sin embargo, no consiguió salir adelante.

El largo proceso permitió a Franco disminuir más de dos tercios del peso que llegó a alcanzar. La última marca registrada por su equipo médico a inicios de este año fue de 182 kilos (400 libras), de los que un alto porcentaje correspondía ya a exceso de piel.

Franco padecía diversas enfermedades como hipertensión, diabetes, linfedemas y Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), entre otras.

“El caso de Juan Pedro fue un proceso médico complejo y desafiante, que ayudó a visibilizar la obesidad como una enfermedad que requiere empatía, ciencia y trabajo coordinado, más allá del estigma que aún la rodea”, dijo Castañeda sobre su paciente, de quien destacó su “perseverancia, resiliencia y honestidad para compartir su vida, lo cual generó empatía en muchas personas y motivó a otros a enfrentar sus propios retos de salud”.

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Un complejo proceso médico que le permitió recuperar su vida cotidiana

En efecto, Franco compartió su proceso en entrevistas con diversos medios de comunicación que se interesaron por conocer su historia y en las que el joven siempre transmitía su fuerza, tesón y también sentido del humor.

Relataba que tras su nacimiento, cuando pesó unas 7.7 libras, tuvo una infancia en la que aumentaba vertiginosamente de peso a un promedio de 22 libras por año.

Su madre, quien estuvo dedicada a su cuidado las 24 horas hasta su fallecimiento, aseguraba que habían probado multitud de métodos para frenar el aumento de peso cuando era niño y que, aunque lo alimentaba igual que a sus otros hijos, Juan Pedro seguía engordando.

Según los médicos, sin embargo, una dieta no adecuada unida al descontrol que tuvo de su tiroides son dos de los principales factores que explicaban el aumento descontrolado de peso.

A los 15 años, Franco ya pesaba 440 libras. A los 22 años, tras haber sufrido un accidente de tráfico que lo dejó en cama más de año y medio, superaba las 725 libras.

Fue a finales de 2016 que Franco inició un proceso médico particularmente complejo, dadas sus condiciones extremas de salud.

Entonces fue trasladado desde Aguascalientes a la ciudad de Guadalajara para recibir atención especializada bajo un enorme despliegue médico que implicó la adaptación de vehículos, ya que no había ambulancias con la capacidad de transportarlo.

Un año después, se le realizó una intervención de manga gástrica y una conversión a bypass gástrico.

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“Este abordaje escalonado permitió una pérdida de peso progresiva y más segura, acompañada de seguimiento nutricional, apoyo psicológico y rehabilitación física”, destacó el doctor Castañeda.

Una vida de discriminación que afrontaba con sentido del humor

El cirujano destaca cómo Juan Pedro había conseguido una mayor autonomía en su vida cotidiana que le permitió volver a poder caminar, recuperar independencia y tener una rutina más activa.

Durante años, el joven había pasado los días postrado en cama, mientras hacía pequeños ejercicios para recuperar su movilidad y tejiendo o tocando la guitarra para entretenerse. Aseguraba entonces que soñaba con volver a caminar, manejar y volver al templo en el que tocaba y cantaba con el coro.

En los últimos tiempos, sin embargo, ya podía desplazarse con normalidad, conducía su vehículo y se ganaba la vida dedicándose especialmente a preparar alimentos como tacos y salsas.

También creaba incluso videos con recetas de cocina para su canal de YouTube y otras redes sociales mientras vivía con uno de sus hermanos, tras la muerte de sus dos progenitores hace cinco años.

“Gracias a la mejoría alcanzada tras su proceso médico, había dejado atrás la dependencia de apoyos como el oxígeno, y sus niveles de glucosa y presión arterial se encontraban mejor controlados, lo que se tradujo en una mejor calidad de vida”, subraya Castañeda.

En sus conversaciones con periodistas, Franco no ocultaba los duros procesos de bullying y discriminación que había vivido durante buena parte de su vida, y que lo llevó a abandonar la escuela secundaria por los insultos y agresiones recibidas.

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Sin embargo, derrochaba un gran sentido del humor —cargado a veces de ironía— con el que sabía reírse de sí mismo y que, según los médicos, era lo que le ayudaba en su recuperación con la que pronto dejó atrás el peso que le dio el récord Guinness al hombre más obeso del mundo y del que, reconocía, no se sentía para nada orgulloso.

Porque si hay algo que siempre predominaba en las entrevistas que concedía Juan Pedro Franco era su afán de superación y ganas por salir adelante, junto a esa enorme sonrisa con la que conseguía conquistar a todos quienes se acercaban a conocer su difícil historia.

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