NUEVA YORK.- ¿Alguna vez te has preguntado cual es uno de los trabajos más estresantes del mundo? No hablamos de médicos en un hospital, ni de policías. Nos referimos a aquellas personas que desde la torre de control hacen posible que miles de vuelos todos los días lleguen a salvo a cada aeropuerto, y que ahora están afectadas por el cierre de gobierno de Estados Unidos.
El trabajo más estresante: la vida en una torre de control aéreo durante un cierre de gobierno
Desde torres de control, estos profesionales equilibran precisión, comunicación y seguridad para que miles de vuelos lleguen a salvo, mientras enfrentan escasez de personal y jornadas agotadoras.


En un acercamiento humano a una labor que mantiene al mundo conectado y en movimiento con una precisión que no puede fallar en ningún momento, el veterano piloto y director ejecutivo de Thrust Flight, Patrick Arnzen, ofrece una mirada interna a las personas que, coordinan los cielos mientras el resto de nosotros dormimos, abordamos aviones o nos quejamos de los retrasos.
En una torre oscura sobre la pista, los controladores aéreos evitan que cientos de aviones choquen, muchas veces con apenas unos segundos de margen, cuando nosotros dormimos durante el vuelo, esperamos a que pase el carrito de la comida o vemos una película desde los asientos (sin mucho espacio para las piernas).
Y es que no nos detenemos a pensar que esta labor, mayoritariamente humana, requiere una herramienta que ninguna tecnología puede dar: el juicio humano.
Para lograrlo, Patrick asegura a Univisión que “la preparación y la compostura son fundamentales. El entrenamiento y la repetición desarrollan la memoria muscular, pero en el momento crucial se trata de mantener la calma, establecer prioridades y confiar en el equipo. Los controladores dependen de la comunicación, la confianza y un sentido compartido de propósito. Cada decisión gira en torno a una sola pregunta: ¿qué mantiene a todos a salvo en este instante?”.

Y mientras estamos a punto de despegar o aterrizar, en la torre de control ocurren decisiones cada segundo.
“Detrás de cada aterrizaje puntual hay una red de profesionales que equilibran precisión, sincronización y confianza. Los controladores coordinan docenas de elementos en movimiento en tiempo real, asegurándose de que la seguridad nunca quede desplazada ante los horarios”, señala el piloto, CEO del programa de entrenamiento de pilotos.
Los retos, incluyendo falta de personal o cuando la comunicación tecnológica falla, cuenta con procedimientos de respaldo establecidos, desde retransmisiones por radio hasta señales visuales que garantizan que las aeronaves se mantengan a una distancia segura mientras se restablece la comunicación.
Pero un trabajo que requiere concentración y entrega extrema, también puede ser extremadamente agotador. Es ahí cuando entra el trabajo en equipo, cuenta Arnzer.
“Cuando el clima, el tráfico y el cansancio se combinan, entran en juego el trabajo en equipo y la capacitación. Los controladores cambian de inmediato a un modo estructurado y coordinado, donde se prioriza la seguridad, la separación entre aeronaves y una comunicación clara. Cada acción se vuelve intencional, y los supervisores brindan apoyo para manejar la carga de trabajo y mantener la concentración hasta que las condiciones se estabilizan”, explica.
Por eso, él reflexiona sobre la importancia de que cada aeropuerto cuente con la cantidad de empleados, especialmente durante el cierre del gobierno en Estados Unidos que desde hace un mes, ha provocado que miles de trabajadores esenciales como los controladores aéreos trabajan sin paga. Muchos han comenzado a faltar, usando días de enfermedad, como símbolo de resistencia.
“Los controladores son la red de seguridad invisible del sistema nacional del espacio aéreo. La escasez de personal pone al límite la capacidad del sistema, incrementa la carga de trabajo y reduce la flexibilidad para manejar situaciones imprevistas”, explica.
De acuerdo con CNN, la escasez de personal de controladores aéreos empeoró durante el fin de semana pasado, mientras el cierre del gobierno federal entraba en su cuarta semana, provocando retrasos y aumentando la preocupación. Expertos señalan que la situación no mejorará hasta que los controladores aéreos reciban su salario.
Apenas esta semana, se han reportado más de 50 casos de falta de personal, lo que ha ocasionado demoras desde Los Ángeles hasta Washington D.C.. Miles de empleados sin paga, en un trabajo que requiere una concentración máxima, ha provocado que estos empleados falten a sus aeropuertos.
Desde el inicio del cierre de gobierno, la falta de personal en el control de tráfico aéreo ha provocado más de la mitad de los retrasos de vuelos en los días más críticos. Hubo más de 6,000 retrasos en vuelos hacia o desde Estados Unidos el domingo pasado, por todas las causas, incluidos problemas de personal y condiciones meteorológicas, según FlightAware, con un 27 % de los vuelos de American Airlines retrasados.
“Aunque la seguridad no se ve comprometida, esta presión evidencia la necesidad urgente de invertir en la contratación, formación y retención de la próxima generación de controladores, antes de que el cansancio y el volumen de operaciones se vuelvan insostenibles”, concluye.
Esta nota se hizo en colaboración con TMX.
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