Carlos y Yorlady Rendón fueron acusados de dirigir una clínica dental falsa durante varios años, en la que cobraban a sus pacientes miles de dólares por procedimientos realizados sin licencia. Según la investigación, Carlos, quien en realidad es cosmetólogo, se hacía pasar por dentista y practicaba distintos tratamientos. El informe señala que una mujer resultó desfigurada e infectada tras recibir 20 carillas dentales.