Mató a sus padres y hermanos mientras dormían cuando tenía 14 años, ahora pasará toda su vida en prisión
Un adolescente de Alabama, acusado de haber asesinado a cinco miembros de su familia en 2019, cuando tenía 14 años, ha sido condenado a pasar el resto de su vida en prisión, sin posibilidad de libertad condicional, en una dura sentencia que el juez del caso consideró necesaria pese a que va en contra de las recomendaciones de la Corte Suprema de Justicia de EEUU.
Mason Sisk, que ahora ya tiene 18 años y fue juzgado como adulto, asesinó a sus padres y sus tres hermanos menores en su casa de Elkmont, en Alabama, el 2 de septiembre de 2019.
El juez de circuito Chadwick Wise dio a conocer la sentencia esta semana. En el documento, el juez indicó que sus crímenes habían sido "espantosos, inquietantes y envueltos en una maldad absoluta", por lo que el joven merecía el mayor castigo permitido por la ley.
Al haber tenido solo 14 años cuando cometió el crimen, la ley prohíbe que sea condenado a muerte.
La Corte Suprema de Estados Unidos indica que las sentencias de cadena perpetua para personas que cometen sus delitos con menos de 18 años son inapropiadas, excepto en casos muy aislados, y que los jueces deberían considerar "la menor culpabilidad de los menores y su mayor capacidad de cambio".
Sin embargo, el juez Wise afirmó este caso justifica la sentencia y aseguró en su escrito que las “circunstancias del caso Sisk son mucho más espantosas” que las de otros casos en los que se han confirmado cadenas perpetuas para acusados menores
Sisk cometió un crimen "espantoso"
En abril, un jurado encontró culpable a Sisk de varios cargos de asesinato capital por haber disparado a su padre, su madrastra y sus hermanos menores. El más pequeño era apenas un bebé.
El padre, Wayne Sisk, de 38 años, y la madre adoptiva, Mary Sisk, de 35, fueron hallados muertos en la casa, junto a sus tres niños: Kane, de 6 años, Aurora, de 4 y Colson, de 6 meses. Todos recibieron disparos en la cabeza mientras dormían.
Inicialmente, Sisk dijo que él estaba en el sótano jugando videojuegos cuando escuchó los disparos y corrió fuera. Aseguró haber visto un vehículo alejarse.
Sin embargo, poco después, confesó a los investigadores que había sido él quien había cometido los crímenes.
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