Hadley Palmer, una mujer de Greenwich de 53 años, se declaró culpable de hacer videos y fotos íntimas de menores de edad en su mansión de Belle Haven, una de las zonas más exclusivas de Connecticut.
Tomaba fotos y videos íntimos de menores de edad en su mansión de Greenwich
Hadley Palmer, una socialité y madre de cuatro hijos, se declaró culpable de hacer los videos y las fotos en su mansión de $10 millones en Belle Haven, una de las zonas más exclusivas de Connecticut.
Por:Univision
Video Filmaba en secreto a menores de edad en su mansión de Greenwich
La madre de cuatro hijos se declaró culpable en enero de tres cargos de voyerismo y riesgo de lesionar a un menor.
Las autoridades dicen que Palmer cometió los crímenes en 2017 y 2018 en Belle Haven, donde los registros públicos muestran que había estado viviendo en una casa victoriana del siglo XIX valorada en $10 millones con vista al Long Island Sound. Ese enclave es conocido por el asesinato de Martha Moxley en 1975 y la condena ahora anulada de Michael Skakel, un primo de Kennedy, por su asesinato.
Deberá registrarse como delincuente sexual
Como parte de un acuerdo con la fiscalía, se le retiraron a Palmer los dos cargos más graves que se le imputaron: emplear a un menor en una actuación obscena y posesión de pornografía infantil.
El acuerdo también establece que Palmer se registre como delincuente sexual.
La mujer fue arrestada en octubre, pero el 4 de febrero fue admitida a la Institución Correccional de York, una prisión para mujeres en Niantic, donde es la reclusa número 439165, según el Departamento de Corrección de Connecticut. Ahí sirve una condena de 90 días y su sentencia está programada para agosto.
La investigación del Departamento de Policía de Greenwich también condujo al arresto del Dr. Jerome F. Brodlie, un psicólogo infantil de 83 años, quien fue arrestado en relación con el caso en diciembre, según el Stamford Advocate.
Brodlie, que se especializa en el tratamiento de niños y adolescentes y tiene conexiones con el Hospital de Greenwich, fue acusado de no denunciar el abuso, la negligencia o las lesiones de un niño.