El trato que el presidente Donald Trump da a los periodistas parece depender de qué preguntas le hagan.
Trump insulta a periodistas críticos y sonríe a los 'nuevos comunicadores' que buscan adularlo
El presidente Donald Trump ha fustigado e insultado sobre todo a periodistas mujeres que le han hecho preguntas sobre temas espinosos.

Si alguno hace un comentario positivo o alaba las políticas de su administración en una suerte de pregunta disfrazada, el mandatario regularmente responde con una sonrisa. “Qué buena pregunta”, respondió por ejemplo a Brian Glenn, reportero del medio pro-Trump Real America’s Voice, cuando le cuestionó si su legado sería el de un “pacificador” durante su polémico encuentro de febrero con el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, en la Oficina Oval.
Ese tono es completamente distinto cuando otros reporteros, especialmente mujeres, indagan en temas espinosos. En un intercambio reciente, el presidente llamó “cerdita” a Catherine Lucey, corresponsal de Bloomberg en la Casa Blanca , cuando insistió en una pregunta sobre el caso de los archivos del fallecido criminal convicto Jeffrey Epstein en el Air Force One.
“Cállate, cerdita”, respondió a la periodista Trump visiblemente molesto.
Días después estalló contra el periodista de ABC News Jonathan Karl, luego de que le preguntó sobre las presiones de la Comisión Federal de Comunicaciones a la cadena que derivó en la suspensión temporal del programa de Jimmy Kimmel. “Eres un periodista terrible. Lo sabes, y yo también”, dijo Trump a Karl.
Esa misma jornada tronó contra el corresponsal John Lyons, de la Australian Broadcasting Corporation, porque le cuestionó sobre posibles conflictos de interés entre las empresas que dirigen sus hijos y gobiernos con una relación con Estados Unidos. “Estás perjudicando a Australia. Estás perjudicando mucho a Australia ahora mismo, y quieren llevarse bien conmigo. ¿Sabes que tu líder vendrá a verme muy pronto? Les voy a hablar de ti, de tu tono”, le dijo.
Cuando el periodista intentó preguntarle otra vez, Trump le espetó un “cállate”.
A esa saga de episodios caldeados se sumó uno con la periodista de CNN Kaitlan Collins, quien a menudo es blanco de burlas e insultos del mandatario. La llamó “estúpida” y “asquerosa”, luego de que ella le preguntó sobre la inconsistencia entre recibir un premio de la “paz” por parte de la FIFA mientras su gobierno bombardea supuestas 'narcolanchas' y mata a quienes van a bordo en aguas del Caribe.
Otra periodista, Rachel Scott de ABC, también fue catalogada por Trump como "terrible" y "odiosa" por preguntarle por la campaña de ataques mortales en el Caribe.
También otro contra la periodista de The New York Times Katie Rogers, a quien insultó tras la publicación en conjunto con el reportero Dylan Freedman de un reportaje sobre el aparente desgaste físico del presidente.
Y otro más con la periodista de ABC Mary Bruce en la Oficina Oval frente al príncipe heredero saudí Mohammed Bin Salman. "No es la pregunta lo que me preocupa. Es tu actitud. Creo que eres una periodista terrible", respondió el mandatario cuando ella indagó en el asunto de los archivos de Epstein.
Cuando ella también le hizo a Bin Salman una pregunta relacionada con el asesinato en 2018 en Turquía del periodista Jamal Kashoggi, columnista de The Washington Post, Trump respondió diciendo que ella sólo buscaba avergonzar al líder saudí. “A mucha gente no le caía bien ese señor del que hablan”, dijo Trump sobre Kashoggi. “Ya les cayera bien o mal, pasaron cosas, pero él (Bin Salman) no sabía nada al respecto", según Trump.
La inteligencia estadounidense previamente había concluido que era posible que Bin Salman hubiese aprobado la operación en la que fue asesinado el columnista en el consulado saudí en Estambul.
El tono de Trump cambia con preguntas como estas
Durante el encuentro con Zelensky en febrero, un reportero del medio pro-Trump One America News le preguntó al presidente sobre qué lo había motivado a mediar en el conflicto entre Ucrania y Rusia. “¿Qué le dio el impulso moral y la convicción para encabezar eso?”, preguntó el comunicador.
Trump respondió “amo a este tipo”, refiriéndose a quien le hizo la pregunta.
Meses más tarde, cuando Glenn, de Real America’s Voice, le preguntó sobre su “perfecta salud”, Trump volvió a responder con una sonrisa”. “Qué buena pregunta”, dijo el mandatario para después hablar de su supuesta buena salud. El medio para el cual trabaja Glenn por años ha servido como una plataforma para figuras pro-Trump como Steve Bannon, uno de los arquitectos de la estrategia inicial de comunicaciones del republicano.
Del mismo modo, cuando los periodistas de medios afines al gobierno que han conseguido acceso a la sala de prensa de la Casa Blanca hacen preguntas positivas, la vocera de Trump, Karoline Leavitt, responde entre sonrisas. Esos comunicadores de "nuevos medios" afines al gobierno consiguieron acceso a raíz de una política implementada por el gobierno poco después del ascenso de Trump.
A diferencia de lo que ha ocurrido con muchos de esos medios poco conocidos para el público en general, medios periodísticos históricos como la agencia The Associated Press han visto restringido su acceso a actos oficiales.
AP interpuso una demanda por esas restricciones, alegando un daño a su derecho a la libertad de expresión luego de que el gobierno le impidió entrar a algunos actos por rehusarse a llamar al golfo de México como “golfo de Estados Unidos”, luego de una modificación oficial que hizo la administración de Trump. La agencia ha dicho que esa modificación sólo es aplicable dentro del territorio estadounidense y, puesto que su audiencia es internacional, podría causar confusión asumir el término impulsado por Trump.
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