Un orfanato en Tijuana cambió el rumbo de esta cantante que disfrutaba el éxito y le mostró que su vocación era humanitaria
A pesar de estar triunfando en el género regional mexicano, Andrea Vicich sentía que algo le faltaba y en el trabajo con los niños de esa ciudad empezó a encontrar su camino sin dejar la música. Empezó a explorar las melodías infantiles y espirituales, además de apostarle a una fundación que lleva años ayudando con cirugías a pequeños de escasos recursos que sufren discapacidades. Ahora dice que su mayor victoria es "verlos sonreír".
Un orfanato en Tijuana cambió el rumbo de esta cantante que disfrutaba el éxito y le mostró que su vocación era humanitaria
A pesar de estar triunfando en el género regional mexicano, Andrea Vicich sentía que algo le faltaba y en el trabajo con los niños de esa ciudad empezó a encontrar su camino sin dejar la música. Empezó a explorar las melodías infantiles y espirituales, además de apostarle a una fundación que lleva años ayudando con cirugías a pequeños de escasos recursos que sufren discapacidades. Ahora dice que su mayor victoria es "verlos sonreír".