La Corte Suprema delibera este miércoles sobre el ataque de los republicanos a una disposición central de la Ley de Derecho al Voto, promulgada hace 60 años para proteger a las minorías raciales como la población negra o latina.
Por qué el voto latino y su influencia en las elecciones están en juego ante la Corte Suprema
Los desafíos bajo la disposición conocida como la Sección 2 de la Ley de Derecho al Voto demuestran que en EEUU existe una votación racialmente polarizada y una incapacidad de las poblaciones minoritarias para elegir candidatos de su elección, entre otros factores.

Así, los abogados de Louisiana y el gobierno de Donald Trump intentarán persuadir a los jueces del alto tribunal para que eliminen el segundo distrito congresional mayoritariamente negro del estado y hagan mucho más difícil, si no imposible, tener en cuenta la raza en la redistribución de distritos.
"La redistribución de distritos basada en la raza es fundamentalmente contraria a nuestra Constitución", escribió la fiscal general de Louisiana, Elizabeth Murrill, en la presentación del estado ante la Corte Suprema.
El caso es una impugnación del mapa electoral del Congreso que los legisladores de Louisiana adoptaron el año pasado.
Ese mapa, que incluía un segundo distrito de mayoría negra, se produjo tras el fallo de un tribunal federal que determinó que el mapa de 2022, que incluía solo un distrito de mayoría negra en un estado donde el tercio de su población es afroestadounidense, violaba la Sección 2 de la Ley de Derecho al Voto, que prohíbe las prácticas electorales que resulten en la negación o restricción del derecho de cualquier ciudadano a votar por motivos de raza, color o pertenencia a una minoría lingüística.
Un grupo de votantes acudió a un tribunal federal, donde argumentaron que el mapa de 2024 era una manipulación racial inconstitucional y que se basaba excesivamente en la raza.
Lo cierto es que ya se está desarrollando una batalla sobre la redistribución de distritos congresionales en todo el país después de que Trump instara a Texas y otros estados controlados por republicanos a redibujar sus líneas para facilitar que su partido mantenga su estrecha mayoría en la Cámara de Representantes.
En el centro de esta batalla legal está el presidente de la Corte Suprema, John Roberts, quien ha tenido la ley de derechos civiles en su mira desde que fuera un joven abogado en el Departamento de Justicia del gobierno de Ronald Reagan hasta su puesto actual.
"Es un negocio sórdido, este de dividirnos por raza", escribió Roberts en una opinión disidente en 2006 en su primer caso importante de derechos de voto como presidente del tribunal.
"Nuestro país ha cambiado, y aunque ninguna discriminación racial en la votación es aceptable, el Congreso debe asegurarse de que la legislación que aprueba para remediar ese problema hable de las condiciones actuales", escribió Roberts en 2013.
Cuánto influye la raza en el mapa electoral
Los desafíos bajo la disposición conocida como la Sección 2 de la Ley de Derecho al Voto demuestran que en EEUU existe una votación racialmente polarizada y una incapacidad de las poblaciones minoritarias para elegir candidatos de su elección, entre otros factores.
"La raza sigue siendo un factor muy presente en los patrones de votación actuales en el estado de Louisiana. Y es cierto en muchos lugares del país", le dijo a la agencia AP Sarah Brannon, subdirectora del Proyecto de Derechos de Voto de la Unión Americana de Libertades Civiles.
El caso de Louisiana llegó a este punto solo después de que votantes negros y grupos de derechos civiles demandaran y ganaran fallos de tribunales inferiores que anularon el primer mapa congresional dibujado por la Legislatura controlada por el Partido Republicano del estado después del censo de 2020.
Sin embargo, un grupo de votantes blancos se quejó de que la raza, y no la política, era el factor predominante que impulsaba el nuevo mapa del estado. Un tribunal de tres jueces estuvo de acuerdo, lo que llevó al caso actual de la Corte Suprema.
Las Enmiendas Decimocuarta o Decimoquinta de la Constitución de EEUU, adoptadas tras la Guerra Civil, estaban destinadas a lograr la igualdad política para los estadounidenses negros y dieron al Congreso la autoridad para tomar todas las medidas necesarias.
Casi un siglo después, el Congreso aprobó la Ley de Derecho al Voto de 1965, considerado el mayor éxito de la era de los derechos civiles, para finalmente poner fin a los esfuerzos persistentes para evitar que los negros votaran en los antiguos estados de la Confederación.
Durante cuatro años en la década de 1990, Luisiana tuvo un segundo distrito mayoritariamente negro hasta que los tribunales lo anularon porque dependía demasiado de la raza.
El representante Cleo Fields, entonces una estrella en ascenso en la política demócrata del estado, ganó las elecciones dos veces. No se postuló nuevamente cuando se implementó un nuevo mapa y se volvió a un solo distrito mayoritariamente negro en el estado.
Fields es uno de los dos demócratas negros que ganaron las elecciones al Congreso el año pasado en distritos recién dibujados en Alabama y Louisiana.
Fields señaló que el fallo anterior de la corte que eliminó la revisión federal de las leyes de votación potencialmente discriminatorias ha dejado pocas opciones para proteger a las minorías raciales, haciendo que la preservación de la Sección 2 sea aún más importante.
Nunca ganarían elecciones al Congreso, dijo, "si no fuera por la Ley de Derecho al Voto y por la creación de distritos mayoritariamente minoritarios".
La influencia del voto latino en las elecciones de EEUU
Aunque el origen de este caso se centra en la población negra, su resultado podría sentar precedente en el derecho al voto de otras poblaciones minoritarias como la de los latinos.
Para las elecciones presidenciales del año pasado había 36.2 millones de hispanos elegibles para votar, casi cuatro millones más que en 2020, según el centro de investigación Pew.
Como el grupo minoritario más grande del país (el 19.5% de la población total, según el censo de 2020), los latinos forman un bloque de votantes clave y determinante para definir al nuevo mandatario de EEUU.
Por eso, los candidatos se centraron en conseguir el voto latino en siete estados clave: Arizona, Georgia, Wisconsin, Nevada, Pensilvania, Carolina del Norte y Michigan.
En 2020 fue el primer año en que hubo más votantes latinos elegibles que afroamericanos o asiáticos, y un sondeo de AP VoteCast concluyó que casi el 10% de las personas que votaron ese año se identificó como latino.
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